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Esa noche rodaron cabezas. Esa noche nuevamente los cuchillos salieron de sus fundas y pasaron su filo por las gargantas débiles de los afectos más "sacrificables" de las respectivas tendencias del partido de la revolución. Esa noche, fue la de los puñales rojos, rojitos.
Nuevamente se evidenció la fractura política que existe en el seno del oficialismo, por enésima ocasión la tendencia del gobernador-saliente, Saab, resultó diezmada por la arremetida de neo-corrientes que han venido ganando espacios importantes en la ya oxidada dirigencia del partido de gobierno. Lo cierto es que aguas abajo en el Psuv hay una "guerra a muerte" por una botella vacía.
El mencionado partido socialista, donde antes hablaban de unidad monolítica, hoy es el escenario de los más encarnizados enfrentamientos. Por ejemplo, en la noche del jueves, los grupos divergentes en el Psuv se midieron por los puestos de la lista y candidaturas nominales para el Consejo Legislativo Regional, recibiendo la peor parte, otra vez, el mandatario regional quien ya no da una ni dentro, y menos afuera, del su entorno político.
¡Se fracturó el Psuv en Anzoátegui!, ese sería el titular del reportaje que me gustaría redactar sobre la imagen deprimente del conflicto de los boinas rojas; esa realidad es una demostración del miedo que existe sobre una eventual derrota del gobierno, y por consiguiente, la victoria de Henrique Capriles Radonski el próximo siete de octubre.
Mientras los cuchillos sangran por doquier en la sede del partido de gobierno y en otros espacios habilitados para escenificar los duelos políticos por dominar las ruinas de un partido que cada día se muestra como una reliquia a punto de desplomarse.
Mientras Saab no pega una en su partido, donde ha perdido el poder político, a tal punto que ya ni siquiera logra proponer personas de su equipo cercano en puestos importantes en el parlamento, mientras el gobernador, que ha sido humillado reiteradamente por su "líder" Hugo Chávez, sale desesperadamente a asfaltar unas calles con más de una década de abandono, el candidato del progreso y la inclusión, el abanderado que da todo por Anzoátegui, Antonio Barreto Sira, sigue recorriendo los caminos de paz y desarrollo llevando un mensaje de progreso para todos por igual.
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Algo bueno está pasando, así dice el jingle de Capriles Radonski, y es verdad algo bueno está pasando por eso es que el pueblo activo, y silentes algunos, sólo esperan el día de las elecciones para demostrar su simpatías por el progreso y su firme decisión de transformar a Venezuela y Anzoátegui en territorios de progreso y de bienestar social para cada uno de los habitantes de nuestra ciudad.
El movimiento colorado languidece en la entidad, el otrora partido fuerte hoy anda famélico en Barcelona, Puerto La Cruz, Anaco, El Tigre, en casi todo el estado, aquella organización de maquinaria que emulaba a la AD de los años 60, 70 y algo de los 80, es simplemente un remedo de lo que un día fue y que ya no será.
Soplan vientos de progreso en el estado. Anzoátegui lo tiene todo sólo falta un buen gobierno, Barreto Sira gobernador.
Por: José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano