La UE pide que no se haga de los inmigrantes chivos expiatorios de la crisis

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Los millones de inmigrantes que viven en Europa no son responsables de las crisis del club comunitario, sino parte esencial y positiva de una sociedad en la que siguen encontrando barreras para integrarse, según defiende un informe de la Unión Europea (UE) publicado hoy.

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«Los migrantes que vive en la UE no son parte de una crisis sino una parte integral de nuestra sociedad», mantiene Michael O’Flaherty, director de la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE (FRA), autora de ese texto sobre las políticas de integración.

«El impacto de múltiples ataques terroristas, la incertidumbre sobre la creciente diversidad cultural y religiosa así como las preocupaciones sobre las perspectivas económicas, especialmente para los jóvenes, facilitan un terreno fértil para narrativas tóxicas de miedo y odio», dice O’Flaherty.

El experto irlandés advierte de que, si no son combatidas, esas narrativas pueden alimentar discursos xenófobos que convierten a los inmigrantes en «chivos expiatorios».

El informe, titulado «Juntos en la UE», constata que pese a que en 2004 se aprobaron unos principios básicos comunes, los socios comunitarios no aplican por igual sus políticas de integración.

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«Lo que vemos en este informe es que aún tenemos un largo camino que recorrer», explica a Efe Miltos Pavlou, autor del informe.

«Este es realmente un buen momento para darnos cuenta y aceptar la situación que encontramos tras el flujo de migrantes de 2015-2016. Estamos afrontando los mismos temas antiguos que en décadas anteriores. Y esta vez tenemos que hacerlo bien y eso significa hablar de participación», asegura.

La idea que plantea la FRA es que vivir en la UE supone aceptar los valores comunitarios y las leyes de cada país, pero también que la integración no es sólo esperar que los inmigrantes cumplan esas normas, sino también ofrecerles oportunidades reales de participar en la sociedad en la que han elegido vivir.

«Necesitamos también que los inmigrantes se involucren, pero para hacer eso posible hacen falta políticas y medidas», analiza Pavlou.

Reconoce que la actual situación es más desafiante y que hay miedo en las dos partes: los inmigrantes, a la intolerancia y al odio; y los comunitarios, a la inseguridad y el radicalismo, pero también que hay potencial para transformar la crisis en oportunidad.

«Tenemos que hablar de Europa como un lugar donde la gente no sólo se integra, sino que vive junta y participa en un espacio común, en la vida económica, cultural y política», resume Pavlou.

La FRA recuerda que entre 2015 y 2016 el número de ciudadanos extracomunitarios que viven en la UE pasó de 19,8 a 20,8 millones, lo que representa un 4,1 % de la población total.

El informe revela que aún hay muchos obstáculos a su integración siendo uno de los más graves que en al menos 15 países de la UE se ha detectado una segregación de facto, no legal, en los colegios.

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La concentración de inmigrantes en algunos barrios, la elección de ciertos colegios, tanto por los padres «nativos» como por los extranjeros, y la diferente información de que disponen unos y otros explican esa concentración de niños migrantes en algunos centros.

En el informe se recuerda que, por lo general, los niños de origen inmigrante tienen peores resultados escolares.

Pese a que la FRA reconoce que es un serio problema que puede conducir a la marginación, también señala una prácticas positivas.

Por ejemplo, en Copenhague hay medidas para distribuir a los niños inmigrantes en escuelas de distritos diferentes o en Holanda se fijan los plazos de inscripción para dar la misma oportunidad a todos los padres y no sólo a aquellos que están mejor informados.

Esencial es, según la FRA, que los centros involucren a los padres inmigrantes, especialmente en el aprendizaje del idioma.

Pavlou recuerda que esas medidas benefician a todos los niños, inmigrantes o no: «Es como construimos nuestra sociedad del futuro».

También preocupa a la FRA la situación de los jóvenes, tanto los recién llegados como la llamada «segunda generación», nacidos ya en Europa de padres inmigrantes.

La FRA señala que el paro es casi un 50 % mayor entre esos jóvenes y que los riesgos de exclusión social y pobreza son mayores.

El informe menciona que los jóvenes víctimas de discriminación o violencia sufren un mayor riesgo de cometer ellos actos violentos.

Pese a esta realidad, sólo 12 de los 28 países de la UE aplica estrategias específicas para estos jóvenes.

En el tono constructivo que domina el informe, la FRA señala que hay políticas positivas, como la campaña «Viena te necesita» de la Policía, para reclutar a agentes entre jóvenes de origen extranjero.

Sobre el aprendizaje del idioma, esencial en la integración, la FRA dice que raramente hay cursos gratuitos para inmigrantes.

En sólo diez países los ciudadanos no comunitarios pueden ser candidatos en elecciones locales y en dieciocho los inmigrantes ni siquiera pueden afiliarse a partidos políticos.

Antonio Sánchez Solís

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