“Libertad de expresión” por José Dionisio Solórzano

Esta semana no abordaré ningún tema de las comunicaciones políticas, corporativas ni integrales, aprovecharé estás líneas para tocar un tema que en Venezuela se ha convertido en una discusión diaria y un problema que se agudiza gracias al carácter anti-democrático de las autoridades, es decir, hablaremos de la libertad de expresión.

Desde que arribó al poder el actual mandatario nacional tanto los medios de comunicación como los comunicadores hemos sufrido los embates de un régimen que aborrece la libertad y la crítica, hemos padecido el cierre de medios de comunicación, el atropello moral, físico y profesional en contra de decenas de profesionales de la comunicación.

Se han acumulado en más de una década de administración roja, rojita, miles de denuncias de violaciones a los derechos humanos a periodistas y comunicadores, hemos visto con estupor, en los primeros días, el lenguaje soez como el Presidente de la República se ha referido a la labor informativa, hoy es cotidiano y natural observar al Jefe de Estado despotricar contra los paladines de la verdad diaria.

La libertad de expresión es un derecho de los pueblos, no puede ser cercenado en un gobierno democrático y cuando éste la minimiza entonces perderá su condición como tal y se transformará en el ejercicio del poder autocrático. El comunicador, así como lo decía el Beato Juan Pablo II, es una especie de evangelizador debido a que llevan a la calle y a las masas la verdad de un hecho, y un mandatario que ataque a los medios es que seguramente le teme a esa verdad que el periodista difunde.

Venezuela ha soportado una administración que se ha burlado de sus habitantes, que agrede sin cesar y sin el menor remordimiento, la acción en contra de los comunicadores y los medios, es sólo una pequeña muestra del talante totalitario de un gobierno que se ha empecinado a quitarle voz y hasta voto a los venezolanos.

Hoy, cuando faltan escasos días para que culmine este 2011, hago votos y le ruego a Dios Todopoderoso, que para este nuevo año esta realidad paupérrima se reduzca y que podamos ejercer nuestro oficio con la dignidad de ser, en el caso de los reporteros y analistas, garantes de la verdad pública.

Suplico a Dios Todopoderoso que quienes desempeñan el ejercicio de informar diariamente encuentran la vía de sortear las amenazas e intimidaciones del régimen socialista mal llamado bolivariano.