“Tributo a Lo Malandro” por @gvallejob - Lea Noticias

“Tributo a Lo Malandro” por @gvallejob

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Poco a poco, vamos dando espacio, nos hacemos permisivos y hasta exaltamos una expresión cultural basada en el irrespeto y la violencia. Estamos aceptando que nos invada, desplazando nuestra tradición de apego a la moral y al respeto por los demás. Vamos adoptando un lenguaje procaz, agresivo, pendenciero y de particular entonación.

El resultado lo estamos viendo en todo lo que nos rodea, la música que escuchamos, el contenido que se transmite en horarios estelares de TV, algunos “periódicos” de reciente circulación y otras expresiones de nuestra cotidianidad.

Esta actitud, pasiva y hasta reverencial hacia esta desviación, se convierte en una espiral que alimenta justamente aquello a lo que más tememos y padecemos: La inseguridad y la violencia. Identificamos éste como el problema más grave de nuestra sociedad, nos quejamos y reclamamos respuestas gubernamentales ante este flagelo, sin embargo, lo que realmente está en nuestras manos para revertir el proceso, no lo atendemos, por miedo, por falta de carácter o por debilidad para expresar nuestra real identidad.

Nos hacemos parte de una masa y celebramos con gracia, los anuncios publicitarios de radio y TV hechos por “creativos” que prefieren comunicar su mensaje, acuñando frases y conductas sintonizadas con la irreverencia, confundida con el irrespeto propio de “lo malandro”

¿A quién está dirigido un anuncio comercial que muestra a un individuo, dándole indicaciones a una dama para estacionar? “Bella tu, bello el carro, mi amor ¡Yo mismito te lo cuido, yo mismo soy!” Si esto llegó a las pantallas para promover la compra de pólizas de seguros, es porque nosotros estamos diciendo, a través de los estudios de mercado, que eso vende. ¿No es un contrasentido que tengamos que comprar unas pólizas de altísimo valor para proteger nuestros bienes, mientras el que nos comunica el mensaje tiene el aspecto, el verbo y la gesticulación propia, justamente de quien queremos protegernos?

Qué decir de la música que a diario escuchan nuestros niños y jóvenes. Expresada por estos nuevos géneros “urbanos” a través de ídolos de mirada desafiante y agresiva, que tienen por costumbre culminar sus canciones con insultos para sus rivales musicales. No sin antes haber maltratado a la mujer con altisonantes expresiones de procacidad e insolencia que cultivan la violencia de género y otras sociopatías.

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No es menos grave el contenido de los programas de televisión que transmiten la mayoría de canales nacionales. La narco-novela, eleva a rango de estrellas que merecen admiración, a sicarios, proxenetas y narcotraficantes. Para ellos todo es triunfo, dominio y poder, todo les es posible. Es la exaltación de los antivalores, “lo malandro” es la clave del éxito…

Últimamente proliferan Diarios impresos de carácter amarillista y carroñero que morbosamente usan ese lenguaje vulgar, tendencioso y penitenciario, para acompañar unas dantescas gráficas llenas de dolor que solo pueden alimentar un sadismo necrofílico, propio de una sociedad en decadencia. Es cuando menos, un acto de bajeza, que algunas hienas del dolor, mercenarios de la impresión, pretendan captar lectores a través de la inserción en la prensa nacional de semejantes bazofias. No nos extrañe que el criminal quiera ver retratada su obra y deje su testimonio promocional impreso para rivales o para escalar en la jerarquía de su propio grupo delictivo. ¡Nosotros mismos estamos alimentando al monstruo!

Como si todo esto fuera poco, ahora resulta que han surgido cultos o sectas que veneran como deidades a delincuentes abatidos a los que se les rinden altares cual santos de devoción, mediante un credo denominado “La Corte Malandra”. Venezuela es un país de credo muy diverso, en el que se consagra la libertad de culto con rango constitucional, pero, cómo se puede explicar que todos los indicadores de opinión señalen a la inseguridad ciudadana como el más grave problema que nos aqueja, y al mismo tiempo, toda una industria de imágenes, artículos esotéricos y demás utensilios de veneración religiosa, exalten “lo malandro” como divinidad. Una crisis total de la fé. ¡Ahora sí tocamos fondo!

Fuente:

Gonzalo Vallejo

[email protected]

@gvallejob

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