Con la Reforma Constitucional del año 2007 se pretendió implantar en Venezuela un socialismo, que además dejaba a un lado el Estado Democrático, Social, de Derecho y de Justicia. Es muy sencillo de verificar, solo hay que desempolvar la exposición de motivos de aquella propuesta, en la que en todas sus páginas figuraba: ¡Rumbo al Socialismo! ¿Qué se pretendía? Debo confesar que recordarlas es para mí es un ejercicio interesante de mi memoria, recuerdo mi etapa como estudiante de derecho y alumna de uno de los creadores del documento. Ahora, sin ahondar en la experiencia personal, es pertinente revisar los principios básicos de aquella propuesta que fue rechazada por la mayoría de los electores. Entre sus aspectos más relevantes figuraba: Desmontar la superestructura que le daba soporte a la reproducción capitalista; contemplar la insurgencia del poder popular como hecho histórico necesario en la construcción de la sociedad socialista del Siglo XXI; establecer un nuevo cuerpo normativo, filosófico y epistemológico de las nuevas relaciones de los seres humanos con su entorno para la preservación de la vida del planeta; crear un enfoque socialista nuevo a la venezolana, entre otros tantos. Llamó mucho la atención en ese momento que se quería implantar un régimen socialista que acabaría con el Estado democrático, descrito en el actual artículo 2 de la Constitución vigente.
Por otra parte, en el artículo 16, se hablaba de la nueva geometría del poder y se decía que las comunas serían las células sociales del territorio, que estarían conformadas por las comunidades, cada una de las cuales constituiría el núcleo territorial básico e indivisible del Estado Socialista Venezolano –aquí se evidencia que nacería otro Estado-. Sobre ese mismo tema se habló en el artículo 70 de los medios de protagonismo y participación política; en el artículo 112 se exponía de los derechos socio-económicos –nueva denominación-, y así , en todo el articulado de la reforma del 2007 el cambio a un Estado socialista era inminente y evidente.
En pleno 2012, a solo pocos días de llevarse a cabo las elecciones regionales, con un Ejecutivo nacional empoderado y más que nunca con deseos de imponer un denominado Plan Socialista de la Nación parte II, parece no darse cuenta que generaría otra Constitución moribunda como la de 1961, la cual fue sustituida por una nueva en el año 1999, aprobada por el pueblo en votación directa y secreta, bajo las normas creadas para ese entonces. Aquel 2 de diciembre de 2007, la mayoría de los venezolanos rechazó el socialismo, que define el pensamiento del Presidente de la República. Una de las principales razones que arrojaron varios estudios dedicados a definir el rechazo contundente que se produjo, fue precisamente que la reforma pretendía acabar con la descentralización y la propiedad privada. La propuesta tenía un carácter centralista y su tendencia era concentrar el poder político en manos del Presidente de la Republica, ya que la gestión y administración son propias del Poder Ejecutivo. Se eliminaba al municipio como la unidad política primaria de la organización nacional. Eso no tiene discusión, está en los artículos 16 y la modificación del 173 y 176 constitucional. El territorio dejaba de organizarse en municipios, los estados seguirían siendo una de las formas de división político territorial pero quedaban prácticamente desdibujados como unidad política. En Venezuela se viene produciendo un cambio de las normas constitucionales, una “reforma”, sin que se haya cambiado una sola letra del texto constitucional. El socialismo avanza con el paquetazo. Con toda esta reflexión, nos quieren dejar otra moribunda pero viva para llamarse democráticos. Sin embargo, el pueblo tiene el arma más poderosa, el voto, y el voto pensado, ahora mucho más que años atrás, los venezolanos sabemos que ese paquete del socialismo no ha resuelto problemas que siguen empeorando nuestra calidad de vida. El poder popular, un día deberá ser lo que su nombre indica, pero sin manipulaciones ni proyectos personalistas, un proyecto de país de progreso, siempre, en democracia.
Maggi de los Angeles Di Lena García
@maggidilena