En los cuentos antiguos el príncipe representaba la juventud y el heroísmo. En cuanto al color azul, la tradición viene de más lejos.
Según el escritor y profesor de literatura Severino Calleja, el personaje nace con este nombre en «una leyenda rumana del siglo XIX llamada El Príncipe Azul de la lágrima». El color azul alude al carácter real del personaje, teniendo posiblemente el mismo significado que en la expresión sangre azul: la aristocracia acostumbraba a alejarse del sol, por lo que estaban pálidos y las venas eran más visibles en su piel blanca (aunque quizá también tenga que ver con la endogamia, fuente de enfermedades cardiovasculares que hacen que la sangre tenga un color rojo menos intenso)
En el libro bíblico de los Números se les ordenó rematar sus mantos y capas con cintas de color azul. Al verlas les recordarían los mandamientos del Señor. De este pasaje derivó la creencia de que llevar una cinta azul remediaba ciertos males.
El azul es color que aporta sosiego, es color benefactor, el color del cielo y el del manto de la Virgen. Y en los países centroeuropeos es el color de la fidelidad amorosa, el del amor platónico, el del amor leal y desinteresado.
Así, el príncipe azul representa el arquetipo del amante perfecto: belleza, juventud, desprendimiento, heroísmo y la promesa de un amor generoso y puro.
También dicen que es por la sangre de la nobleza, que como bien sabrás siempre se dijo que era azul.
[Fuente: josamotril.wordpress.com]