La exposición Tutankamón, tumbas, momias y tesoros exhibida en el Museo de Bellas Artes y que visitó por primera vez América Latina dejó a su paso por Caracas una estela de rotundo éxito signada por un flujo diario de público que alcanzó cifras de 9 mil visitantes por semana, número que incrementó en un 50% durante los fines de semana, tiempo durante el cual de manera gratuita el público pudo contemplar y admirar el esplendor de la civilización del antiguo Egipto a través de más de 400 objetos, entre auténticos y réplicas, de varios de sus faraones más emblemáticos tales como Ramsés II, Tutmosis III; Akenatón; Cleopatra VII y el joven Tutankamón.
La exposición producto de un convenio entre el Gobierno Bolivariano a través de la Alcaldía del Municipio Libertador, Fundación Museos Nacionales y una ONG ha sido vista por más de 20 millones de personas en el mundo y ha itinerado por países como España, Estados Unidos, Australia, Japón y Alemania y ahora Venezuela.
Cabe destacar, que recientemente esta exhibición tuvo unos visitantes muy particulares y sensibles, un grupo de pacientes del Centro Socio Asistencial Santa María quienes disfrutaron de un paseo faraónico acercándose al hecho artístico, el cual al constituirse en el primer alimento espiritual del ser humano de igual manera proporciona admiración, placer y recreación sumándose a ello, tal vez, un criterio sanador.
Estos pacientes son dignos de respeto y orgullo por el esfuerzo que hacen para salir adelante a pesar de sus mentes frágiles, abatidas por surcos aún incomprensibles por el hombre como lo son la depresión, la bipolaridad o la esquizofrenia, patologías que socialmente en muchos casos de manera absurda en el siglo XXI son motivo de rechazo, de vergüenza o de burla.
El paseo del grupo de pacientes a la muestra Tutankamón, momias, tumbas y tesoros se hizo posible gracias a la Alcaldía del Municipio Libertador de Caracas, que facilitó el traslado a través de Dirección de Servicios Generales liderada por Kelvin Mora y el Departamento de Transporte a cargo del supervisor Boris Páez.
[Fuente: Teresa Quilez]