Así fue la boda de Carlos Baute y Astrid Klisans

El pasado viernes 29 de junio, Carlos Baute y su esposa, Astrid Klisans, coronaban su historia de amor con una romántica ceremoniaque celebraron en la Basílica del Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
Hace ahora un año, la flamante parejacelebraba un enlace civil en Letonia, de donde procede la familia de Astrid, pero su sueño era, como han repetido en alguna ocasión, tener la bendición de la Iglesia.

Faltaban unos minutos para las 7 de la tarde cuando Carlos Baute llegaba a la explanada del Monasterio, acompañado de su madre, que ejerció de perfecta y elegantísima madrina con un vestido azul pastel. Tras la llegada del novio, hicieron su estelar aparición algunos de los invitados, como Valeria Mazza y Alejandro Gravier, o Fiona Ferrer y Vicky Martín Berrocal, que coincidieron en la tonalidad de su vestido.

Por fin, llegaba el momento más esperado. Como manda la tradición, la novia se hizo de rogar un pocoy sobre las siete y cuarto de la tarde, la bellísima Astrid hacía su aparición del brazo de su padre, y con ello, se desvelaba el secreto mejor guardado en toda boda y de toda novia, y es que por fin podíamos ver la espectacular creación que Manuel Mota había diseñado especialmente para la venezolana.
Un cortejo de seis niños acompañaban a la novia y el padrino y dos damas de honor ayudaban a coger la cola del vestido de la joven. Con un ramo de rosas blancas, maquillaje muy natural y un bonito recogido del que salía el velo, Astrid lució sencillamente espectacular, como una auténtica princesa a unos minutos del momento más feliz de su vida.

La ceremonia duró casi una hora y al término de la misma, salieron los recién casados saludando a todos los vecinos de San Lorenzo que quisieron mostrar su cariño a la atractiva pareja. Después, todos se trasladaron a la finca el Campillo, situada a seis kilómetros del pueblo, donde se esperaba una celebración de lo más divertida, que estaba prevista que durara casi hasta el alba.
La historia de amor de Carlos y Astrid es casi de cuento, ya que se conocen desde que la joven era una niña, cuando estaba enamorada del cantante en secreto, al que veía como un amor platónico. Diez años después volvieron a encontrarse por casualidad, cuando ella era ya una mujer y Carlos estaba separado de Beatriz Mira. El amor surgió y han coronado esta historia con nada menos que dos bodas, cada una de ellas romántica y de auténtico cuento de hadas.

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