Así como suena: «Formar en valores», por @jjferminjr

La semana pasada, uno de mis hermanos menores y yo acompañamos a mi papá a un chequeo médico en Caracas.

El viaje fue muy ameno por la tertulia, en especial el regreso cuando Igor planteó que para enfrentar con más posibilidades de éxito un futuro cada vez más duro como sociedad, era imprescindible formar en valores a nuestros hijos, a los jóvenes en las escuelas y sobre todo, de parte del Gobierno, sembrar conciencia para un comportamiento moral y cívico. El viejo y yo estuvimos de acuerdo y potenciamos la conversa.

Si bien es cierto que los gobiernos en sus distintos niveles son responsables en mucho de lo que vivimos, por acción u omisión, no es menos cierto que los primeros y máximos responsables somos nosotros mismos.

¿Por qué estamos obligados a vivir acostumbrándonos a lo malo, a lo feo, a lo sucio? ¿Por qué creer que vivimos cuando parece más bien que sobrevivimos? Porque para mí esa es la verdad, pues además de sobrevivir a una clase política en su mayoría ignorante, incapaz y sin la disposición para oír y para aprender; lo cual nos obliga a aceptar como expresión viva de nuestra realidad a los huecos, la basura y los malandros en la calle, entre otras plagas; sobrevivimos a nosotros mismos en la medida en que somos incapaces de reconocer nuestros errores y en consecuencia, de aprender, de cambiar y de crecer.

Lo he dicho en otras oportunidades: la sociedad venezolana ha involucionado culturalmente, y ello es para mí, la razón principal para que tengamos el país que tenemos. La falta de una gestión pública exitosa, la carencia de valores y hábitos que deberían ser sembrados en el seno familiar y el desconocimiento o indiferencia ante nuestra historia, completan la ecuación para vivir con más anarquía cada día.

Por ejemplo, ¿qué justifica que algunas personas arrojen basura en ríos, quebradas y arroyos? ¿Qué justifica la conducta de muchos de nosotros cuando estamos frente a un volante?

¿Cómo podemos concebir que muchos de nuestros jóvenes actúen de forma vandálica (sobre todo los grafiteros), no sólo con bienes inmuebles sin importar a quién pertenezcan, sino con patrimonios culturales o históricos de nuestro país?.

Nos hace falta amor por nuestra urbanización, por nuestra ciudad, por nuestro estado, por nuestra patria, por nuestros hijos y sobre todo por nosotros mismos. Hay que sentirse orgulloso de lo que se tiene pero sobre todo de lo que se hace.

Por ello y si queremos crecer como sociedad, tanto el Gobierno nacional, como el regional y los municipales, están obligados a mejorar la gestión pública y nosotros a ser más participativos pero con compromiso, según nuestros talentos y capacidades.

Para mí, parte de la solución y al mismo tiempo la mejor muestra de amor por nuestro país, incluso por encima del trabajo duro y honesto, es la formación en valores de nuestros hijos, convertirlos en hombres y mujeres más que importantes útiles a la patria.

@jjferminjr / J.J. Fermín A.