Es solo un experimento, quizás nunca llegue al mercado. Y si lo hace, el precio será tan estratosférico que provocará la risa. Sin embargo, como ventana en lo que puede ser el televisor del futuro, es un experimento que merece la pena contemplar.
Corre a cargo de Sony, que ha presentado en Las Vegas un híbrido entre televisor OLED y 4K (o UltraHD): el invento tiene 56 pulgadas y es espectacular en diseño y calidad de imagen.
Sobre el papel, juntar en un solo producto dos tecnologías que no han hecho más que aterrizar y llamarlo prototipo, parece no tener mucho sentido. Pero si algo tienen que hacer los grandes de la clase es dar ejemplo. Al final, el camino igual resulta ser otro, pero quién sabe. Tal vez en 5 o 10 años veremos muchas de estas en el salón.