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Álvaro Cañizales… Director de la Oficina de Comunicación de la Gran Misión A Toda Vida Venezuela lo encontraron en una quebrada del sector La Olla, en Tinaquillo, estado Cojedes, su cuerpo degollado, maniatado y amordazado dentro de su automóvil Nissan gris, es un ejemplo de que aquí nadie está a salvo de la delincuencia desatada.
El comunicador de 50 años era un funcionario del Gobierno, irónicamente el encargado de llevarle las comunicaciones institucionales a un órgano creado para garantizarle la seguridad y la vida a los venezolanos y llamado a combatir el hampa desbordada.
Es lastimosa la noticia, no obstante este incidente debe abrirles de una vez los ojos a los representantes del Gobierno, porque ya los niveles de inseguridad están llegando a niveles insoportables. ¡En este momento la vida no vale nada!
Cañizales es uno más para engrosar las ya enormes cifras de asesinatos que ocurren constantemente en los cuatro rincones del país; el pueblo se pregunta ¿hasta cuándo?
La esperanza se diluye cuando leemos sobre asesinatos tan espantosos como éste.
Hace unos pocos días la joven Yesenia Patricia Mujica, un muchachita aún, fue descuartizada a tal nivel que sus padres tuvieron que hacer milagros porque ninguna funeraria, más de diez visitaron, quería recibir el cadáver por el estado en el que se encontraba.
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A sus 20 años de edad Yesenia perdió la vida y sus restos mortales aparecieron dispersados por toda la ciudad de Caracas, parte de su humanidad apareció en un basurero de la avenida Oeste 12, entre las esquinas de Maderero y Puente Nuevo, otro hallazgo ocurrió en el centro de Caracas, y al final sus extremidades fueron localizadas en la Cota Mil, al final de la avenida Baralt.
¿Será que el Gobierno no sabe de estos casos que han consternado a toda la nación?
El caso de la modelo Ángela Medina de 22 años, la cual fue encontrada sin vida en la carretera que comunica a Barquisimeto con Yaritagua, es otro de los incidentes que más han sonado en los medios de comunicación, pero que son apenas la punta del iceberg de los episodios que permanentemente ensangrientan las últimas páginas de los diarios del país.
La delincuencia no hace distinción, para ellos igual es un militante del Psuv que un simpatizante de la Unidad Democrática, para el asesino le es igual un artista que un médico, que un obrero o que una ama de casa. Para quienes viven de los malos pasos da lo mismo un joven que un adulto contemporáneo, para ellos sólo es importante el delito y su beneficio criminal.
Es hora que las autoridades tomen en serio el flagelo de la delincuencia. ¡Ya basta de palabrerías!
Aquí en Anzoátegui, como lo hemos comentado, hemos presenciado casos de esta violencia sin control alguno.
El Paseo Colón de Puerto La Cruz es uno de esos escenarios manchado por la sangre de venezolanos.
Nuestra Cantaura igualmente ha sido inundada por una ola de delincuencia y desenfreno que ha enlutado hogares.
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El pasado 11 de mayo en la vereda 17, casa 12 del sector Inavi de Cantaura, encontraron muerto al profesor universitario Luis Jesús Millán Pasos, quien fue apuñalado repetidas veces.
El pasado 2 de julio el técnico José Félix Landaeta de 44 años fue encontrado muerto en una locación perteneciente a Pdvsa cerca de Campo Mata del municipio Freites. El trabajador quien residía en la segunda avenida de Pueblo Nuevo de Cantaura presentó signos de tortura en su cuerpo, lo que demuestra que los niveles de humanidad han descendido al fondo.
Ya estamos viendo más que asesinatos un sadismo increíble en la perpetración de estos hechos. ¡Los venezolanos pedimos seguridad y responsabilizamos al régimen por lo que está sucediendo en nuestras calles!
Por Antonio Barreto Sira