Las prótesis cerebrales del futuro podrían obtener energía de los fluidos del propio cerebro, si es que el proyecto desarrollado por investigadores del MIT llega a buen puerto. Los científicos crearon una placa de silicio que integra varias celdas de combustible capaces de generar energía usando glucosa.
Las celdas generan pequeñas corrientes eléctricas cosechando electrones desde las moléculas de glucosa, generando una pequeña cantidad de microwatts. Según los cálculos del equipo, el sistema permitiría recolectar cientos de microwatts de energía sin provocar daños en el cerebro.
La idea sería entregarle esa energía a implantes cerebrales futuros que permitan, por ejemplo, devolverle la movilidad de las extremidades a pacientes con parálisis. Todavía falta mucho para que esto llegue a la realidad, pero las celdas que operan con glucosa podrían ser una buena solución al problema de la energía.
En teoría, la celda recibiría toda el azúcar que necesita de los fluidos cerebroespinales, que bañan al cerebro y lo protegen de golpearse contra el cráneo. Hay pocas células en este fluido, lo que haría también poco probable que la introducción de la celda provoque una respuesta inmune.