“Chávez y las 3 “C” de los militares” por @GustavoAzocarA

No recuerdo exactamente la fecha, pero en mi mente está fresco todavía un discurso ofrecido por Hugo Chávez Frías en el patio de la Academia Militar, pocos meses después de haber asumido la Presidencia de la República en el año 1999, en las que se dirigió a los soldados venezolanos, cuestionando la manera como los Jefes de Estado de la mal llamada cuarta república habían maltratado la dignidad de esta importantísima institución.

Palabras más, palabras menos, Chávez dijo en aquella oportunidad, vestido de civil y no de militar, que “los Presidentes de la Cuarta República decían que a los militares venezolanos había que mantenerlos tranquilos, simple y llanamente, ofreciéndoles las tres C: CAÑA, COBRES Y C……(la innombrable).

Chávez recordaba haberse indignado frente aquella afrenta, y prometió que durante su gobierno, nunca jamás a los militares se les trataría como en la cuarta república. Prometía el aprendiz de Presidente que su administración y su revolución jamás ofrecería a los militares las mal llamadas tres C, sino que por el contrario, los trataría con respeto, con decoro, con meritocracia y admiración.

Doce años después, los acontecimientos se encargan de demostrar que la historia es otra. El presidente Hugo Chávez no solamente ha politizado, partidizado, y menoscabado la institucionalidad de la Fuerza Armada Venezolana, convirtiéndola en un brazo político de su presunta revolución, sino que ha mancillado su honor, poniendo al frente de esta institución a personajes cuestionados, acusados de corrupción, narcotráfico y lavado de dinero.

La realidad es innegable: Venezuela pareciera ser hoy por hoy, el único país del mundo, cuya Fuerza Armada está dirigida por oficiales que tienen órdenes de captura de organismos internacionales y acusaciones muy concretas de sus presuntas vinculaciones con el narcotráfico internacional y la protección de grupos terroristas como las FARC.

Chávez no eliminó las famosas tres “C” de la cuarta república que tanto criticó. Sólo parece haberles cambiado el significado a las letras. Según Chávez, en los gobiernos de Caldera, Pérez, Herrera y Lusinchi, a los militares se les “compraba la conciencia” y se les mantenía dominados con CAÑA, COBRES y C…(la innombrable). Pero en la era de la Quinta República, parece que la cosa es con CARGOS, COCA y CORRUPCION.

No tengo la menor duda, y así lo dejó escrito, para que conste en actas, y para que no se me acuse de generalizar o de mancillar el honor de la FAN, de que el 99 por ciento de los hombres y mujeres que se encuentran dentro de la honorable Fuerza Armada Venezolana son gente honesta, seria, responsable y comprometida con la defensa de los sagrados intereses de la patria venezolana. Conozco a mucha gente dentro de la FAN y puedo dar fe de que esa gente hace su trabajo con honestidad, con decencia, con compromiso, con decoro y con honor.

Es una lástima, por tanto, que sólo el 1 por ciento, conformado fundamentalmente por altos oficiales que prefirieron entregar su honor y su prestigio a cambio de un cargo en el gobierno, sean los responsables de haber mancillado la honorabilidad de una de las instituciones más importantes del país. Ese 1 por ciento, que representa la manzana podrida dentro del guacal, es la que le hace daño a la organización, y es la que sumisamente acepta que Hugo Chávez haga lo que le da la gana con la FAN.

Necesitamos urgentemente que la FAN recupere su prestigio y su institucionalidad. Necesitamos que la FAN vuelva a ser la institución más confiable del país, como lo fue durante muchos años, y no el partido político personal de Hugo Chávez. Necesitamos despartidizar a la FAN, quitarle ese color rojo que la asemeja tanto al PSUV y colocarle los colores de la bandera venezolana.

Necesitamos una FAN que sea garante de la democracia, de los derechos humanos, de la libertad, de la pluralidad, de la tolerancia y del respeto hacia todos y cada uno de los ciudadanos, sin importar raza, sexo, ideología o militancia política. Necesitamos que la meritocracia retorne al seno de la FAN y no que sean los oficiales más cuestionados, los más sumisos, los más abyectos, los menos capaces, los que estén al frente de esa institución.

Necesitamos, en fin, una Fuerza Armada a la que se le respete y se le quiera, y a la que no se le intente comprar con aumentos salariales, con dádivas, con limosnas, con créditos, con carros y con equipos electrodomésticos o promesas de última hora.

Necesitamos eliminar las seis “C” de la Fuerza Armada, las 3 C de la Cuarta República y las 3 C de la quinta. Queremos unas FAN con méritos, respeto, honor y compromiso con el país.

Por Gustavo Azocar Alcalá / @GustavoAzocarA