Conoce la experiencia gastronómica de El Moroco en Lechería

Corría 1974, año del tigre. El mundo despedía a Miguel Ángel Asturias y a Juan Domingo Perón. En Venezuela, Carlos Andrés Pérez iniciaba su primer período presidencial y la CVP firmaba un contrato con la anglo-holandesa Shell para investigar nuestros crudos pesados.

La Puerto La Cruz dibujada en sepia que los orientales evocan como la “capital venezolana del turismo” fue testigo del surgimiento de importantes iconos: Justo Osuna llevó su primera exposición colectiva al Concejo Municipal de Sotillo, fue inaugurado el otrora hotel Meliá frente a la Bahía de Pozuelos y abrió sus puertas el bar restaurant El Moroco, en la avenida 5 de Julio.

Más de 38 años han transcurrido desde que los primeros orientales que degustaron la exquisita gastronomía de este establecimiento, se enamoraron de sus sabores, colores, aromas y texturas; convirtiendo el lugar en escenario de inolvidables momentos familiares e importantes reuniones de negocios.

Como ocurre con el Reino de Marruecos, que se baña con las aguas del océano Atlántico y el mar Mediterráneo, la propuesta culinaria de El Moroco está fuertemente influenciada por la cultura española. Ciertamente, su famosa paella es reconocida internacionalmente como una de las mejores en toda Venezuela. Sin embargo, la carta es amplia y satisface todos los gustos.

Aunque el local sigue funcionando exitosamente en Puerto La Cruz, en agosto de 2010 se inauguró en Lechería una obra de imponente arquitectura en la que funciona otra sede de la tasca restaurant. Las pinceladas del reconocido arquitecto español Niki Cañas convirtieron cada rincón en un espacio para el disfrute de una experiencia cultural, que evoca aquellos lugares en los que se inspira cada platillo.

La gerencia de El Moroco está a cargo de José Hilario Perdigao, un apasionado del arte culinario y la tecnología, que ha convertido el buen servicio en una filosofía de vida. Nadie como él conoce la historia representada en los distintos espacios del recinto, referencia obligada para propios y foráneos por ser “todo un señor restaurant”.

El Mediterráneo en Lechería

El primer ambiente del local lleva por nombre “Salón Madeira”, en honor al archipiélago atlántico perteneciente a Portugal, ultraperiférico de la Unión Europea. “Se trata de un salón de doble altura, que brinda una sensación de grandeza y amplitud a los clientes”, refiere Perdigao.

Hermosos vitrales de la isla Madeira complementan las cúpulas que representan dos volcanes invertidos, toda vez que el archipiélago que conforma esta región autónoma portuguesa es de origen volcánico.

Sin duda el espacio más concurrido de El Moroco es su conocida barra, bautizada como “Tasca Bar de Castilla” en referencia a la región histórica española, ubicada en la Meseta Central ibérica, que resultó de la evolución del pequeño Condado de Castilla al Reino de Castilla.

Ya se ha vuelto costumbre que los fanáticos de diversos equipos se congreguen en la barra de El Moroco, para disfrutar en HD los partidos de diferentes disciplinas deportivas, aprovechando las promociones en escoceses y las deliciosas tapas que convierten cada transmisión en una ocasión más que amena.

“La decoración de la barra, donde además se preparan los mejores cocteles de la ciudad y se ofrece música en vivo todos los fines de semana; fue hecha con piedras alusivas a la tradicionalmente conocida como ‘tierra de castillos’ y se observan escudos heráldigos españoles, que representan los apellidos y casas nobiliarias en la edad media”, continúa el gerente del restaurant.

El recorrido continúa en el “Rincón Catalán”, un acogedor espacio que hace referencia a la comunidad autónoma española de Cataluña, límite con Francia. En su ambientación se destacan piedras alusivas al Mont Blanc o Monte Bianco, la montaña culminante de los Alpes.

El “Rincón Catalán” también refleja arte decorativo al estilo del arquitecto Antoni Gaudí, máximo representante del modernismo catalán. Los murales se inspiran en la Sagrada Familia y la ciudad de Barcelona, España.

Así llegamos al salón principal, llamado “Patio Andaluz”, salpicado de toques marroquíes “porque Andalucía estuvo muy influenciada por la ocupación de árabes en España”, explica Perdigao.

La decoración es evidente en los azulejos que llenan de color el iluminado espacio, en el que también se disfrutan lámparas, escudos y cuadros que evocan a Sevilla, la comunidad autónoma más poblada de la Madre Patria. Es aquí donde se encuentra la “Vinoteca”, un privilegio visual para cualquier amante del vino. “Tenemos una amplia selección y nuestro personal está preparado para asesorarlo en la selección del maridaje ideal”, destaca.

En el segundo piso de El Moroco está el salón de eventos, denominado “Salón Ibérico”, con capacidad para 190 personas y decorado con elementos de la península ibérica y escudos heráldigos de España y Portugal. “Dentro de este salón tenemos el ‘Rincón del Funchal’, como referencia a la capital de Madeira, la ciudad más prominente de la Portugal insular”.

Para José Hilario Perdigao, la combinación de buena comida, excelente servicio, precios razonables y decoración, hacen de la Tasca Restaurant El Moroco la mejor opción en Lechería para disfrutar en familia, compartir con amigos o cerrar negocios.

“Cada año y medio hacemos una revisión de la carta, procurando siempre ofrecer la mayor calidad en todos los productos que utilizamos para cocinar”, comenta. “Mi favorito es el risotto de Bacalao pero si tengo que recomendar alguno de nuestros platos, con los ojos cerrados sería el fideuá, un manjar marinero similar a la paella pero con fideos”.

Maestro del sabor

En la cocina de El Moroco el que manda es José Núñez, un portocruzano que nació “para ser chef” y descubrió a bordo de un barco que la comida es un arte que lo llena de satisfacciones. Desde hace 12 años forma parte de la empresa y gracias a la ocurrencia de una de sus primeras clientas, todos le conocen ahora como “Yofre”.

“Me gusta mucho lo que hago. Soy un entusiasta de los pescados y mariscos, que es mi especialidad”, asegura con una sonrisa enorme quien tiene a su cargo 26 personas a las que diariamente gira instrucciones para lograr el equilibrio perfecto de sabores característico de El Moroco. “Desde las mesas me llaman con frecuencia para felicitarme y el secreto es la frescura de los ingredientes y su rigurosa selección, además de estar abierto a nuevas ideas y tener mucha creatividad”.

La carta incluye una variedad de entradas que van desde el coctel de langostinos hasta el pulpo al ajillo con hongos, pasando por la tradicional ensalada César preparada al momento, carpaccio de lomito, mero o pulpo, crepe de mariscos y fosforera mediterránea, entre otros.

Además de una amplia variedad de pastas, en el menú se destaca su plato insignia: la paella. También se puede degustar arroz a la marinera, asopado de mariscos y fideuá. La oferta gastronómica incluye churrasco de mero a la vasca, rueda de sierra marinera o caldeirada, bacalao a la portuguesa y canoa, cazuela o parrilla de mariscos, sólo por nombrar algunas opciones.

No se puede dejar de mencionar el espectacular servicio, con juego de luces y música flamenca, que acompaña el tentador Mero a la Sal de El Moroco. También puede preguntar por sus platos con conejo, cordero, chivo o lechón.

Los amantes de las carnes rojas y blancas también pueden “darse vida” y saborear las migñonetas de pollo con hongos, pollo salteado con chistorras, suprema con langostinos, lomito, punta trasera y churrasco en variedad de presentaciones, además de los pedidos especiales que el carismático “Yofre” está siempre dispuesto a complacer.

“Buenas noches, bienvenidos”

Desde hace dos años, Pedro Suniaga tiene la responsabilidad de ser Jefe de Capitanes del restaurant El Moroco. El “Sr. Pedro”, como lo conocen quienes visitan asiduamente el local, amablemente recibe y atiende las peticiones, incluso algunos caprichos, de quienes para él son lo más importante: los comensales.

“Para nosotros lo más primordial es la atención. Nos gusta hacer sentir a la gente en casa y a veces lo hacemos tan bien que se hacen las 3:00 o 4:00 de la mañana y no se quieren ir”, dice entre risas.

A su cargo están 25 almas que cuidan hasta los más mínimos detalles para que cada visita a El Moroco sea inolvidable. En el corto tiempo que Suniaga ha llevado las riendas del servicio, ha sido testigo de cumpleaños, matrimonios, bautizos, peticiones de mano, celebraciones corporativas y muchísimos otros momentos cargados de emotividad, que le han dejado valiosas lecciones personales.

“Lo más importante es hacer las cosas con cariño, respeto y sencillez”, dice convencido el carupanero, quien recomienda ampliamente la rueda de salmón a la menier con mariscos y el carpaccio de salmón.

Entre los servicios adicionales con los que cuenta el restaurant está un amplio estacionamiento con Valet Parking, planta eléctrica y conexión inalámbrica a internet (Wi-Fi). “Tenemos cargadores para distintos modelos de teléfonos, así nuestros clientes siempre podrán estar conectados e interactuar con nosotros a través de las Redes Sociales, en las que somos pioneros y participamos activamente, específicamente Twitter a través de la cuenta @TascaElMoroco”.

Para los cumpleañeros siempre hay una sorpresa especial y pensando en quienes desean la paella o arroz a la marinera para llevar, existe la opción de dejar un depósito por la paellera. Si la ocasión incluye comer con los niños, tienen menú infantil y para eventos corporativos ofrecen video beam y sonido. “Nuestros teléfonos están a la orden para cualquier información adicional: 02812817272 y 02812816764”, recordó Suniaga.

Para conocer más de la exquisita experiencia gastronómica de El Moroco, visita www.elmoroco.com.ve

[Por @MarijoVenezuela]