Suena como algo que debió haber pasado hace muchos años atrás, pero no… Será desde la próxima semana. Corea del Norte por fin permitirá el uso de redes 3G a quienes visiten el país, por lo que quienes estén de paso por allá podrán hacer uso de servicios de internet anteriormente prohibidos.
La red 3G que sustentará estos servicios estará disponible a contar del 1 de Marzo y estará a cargo de Koryolink, operador local que ya informó a los ciudadanos de Pyongyang del despliegue de sus servicios. De todas formas, el anuncio fue recibido de forma tibia por los usuarios locales, pues los servicios 3G — principalmente, internet móvil – no podrán ser contratados por ellos. Los norcoreanos sólo podrán usar SMS, MMS, videoconferencias y descargar noticias entregadas por el periódico oficial.
Según lo publicado en wayerless.com, sólo una mínima porción del país tiene acceso a internet, ya sea a través de conexiones fijas o móviles.
No se ha informado si esta apertura irá asociada a una rebaja en los actuales precios que tienen los móviles en el país. Los equipos hoy en día parten en USD $150, y no tienen grandes prestaciones. Sólo sirven para llamar al interior del país si es que eres un usuario local. Si eres extranjero la SIM Card de Koryolink cuesta USD $70, y las llamadas a ciertos países – Estados Unidos y Corea del Sur — están restringidas.
Esta medida complementa la reciente autorización para que los extranjeros puedan ingresar al país con su propio móvil. Anteriormente los teléfonos eran retenidos en aduana y posteriormente revisados a casi todos los que ingresaban a Corea del Norte — selectos visitantes podían ingresar con él — quedando en la más completa incomunicación, casi como el resto del país.
La llegada de Kim Jong Un al poder ha aliviado en cierto modo las restricciones impuestas por sus antecesores a los habitantes y visitantes de un territorio aislado que continúa muy atrasado en relación a sus vecinos, que tiene una economía muy poco activa y que hoy ve que ciertas cosas anteriormente prohibidas — como los aretes, los zapatos de plataforma, las mujeres con pantalón y la pizza, por ejemplo — comienzan a tener cabida en la vida diaria de Pyongyang y sus alrededores.