Cuando decimos mentiras cambia la temperatura de la punta de nuestra nariz - Lea Noticias

Cuando decimos mentiras cambia la temperatura de la punta de nuestra nariz

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En el cuento, a Pinocho le crecía la nariz al mentir. La realidad es que crecer no crece, pero sí, la nariz nos traiciona y muestra cuándo estamos mintiendo. Científicos de la Universidad de Granada acaban de demostrar que cuando mentimos aumenta la temperatura corporal en la punta de la nariz.

pinocho
La termografía detecta la temperatura de los cuerpos. Es el llamado «efecto Pinocho», que señala el hecho de que la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo. En concreto, si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial.
A estas conclusiones han llegado investigadores del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada con el uso de la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina.

Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la psicología. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.
Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.
Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales, pero no se activa cuando no los hay.

Cada danza tiene sus temperaturas

También han obtenido huellas térmicas del ejercicio aeróbico y de distintos tipos de baile, como el ballet. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar–, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».
Además, la termografía sirve para evaluar las emociones (ya que el patrón térmico facial es diferente), y para determinar el contagio emocional. «Por ejemplo, las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta», explican los investigadores.

[Fuente]

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