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Si eres de los que acostumbra a hacer en esta época diversas compras por internet, ¡Cuidado!, podrías ser víctima de una estafa, uno de los grandes males de esta nueva era tecnológica y que pareciera no tener solución.
Es justo en los meses de diciembre y enero cuando los malhechores hacen de las suyas, quienes aprovechan las fiestas navideñas y los pagos de aguinaldos para crear redes y páginas ficticias de compras, en las cuales, la gente deposita toda su confianza y vierte información personal que se traduce en el desfalco de cuentas personales.
La ciberseguridad en el gobierno del Reino Unido, alertó a todos los que realizan transacciones vía internet a que estén pendientes de sus movimientos y sobre todo, a no cometer lo que él llama «los siete pecados capitales» de la ingeniería social, los cuales son:
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Apatía. Woodward se refiere con este término a ese pensamiento que la mayoría de los usuarios de internet tienen en mente: no debo preocuparme tanto por mi seguridad, pues quien diseñó este sitio web debió de incluir ciertos candados para proteger a los usuarios.
Desafortunadamente, dicha creencia es totalmente errónea, ya que para los hackers no hay imposibles y por lo tanto, pueden conseguir tus datos de la forma que menos te imaginas, así que piensa en ti en todo momento y no permitas que otros accedan a cuestiones personales simplemente por pequeños descuidos.
Curiosidad. Ser curioso es algo innato en los seres humanos, por lo que ingresar a muchos sitios web que podrían ser peligrosos resulta ser una tentación en la cual, muchos caen, sin pensar que están siendo vulnerables.
En la red existen muchos sitios tramposos que están esperando a esos millones de curiosos, quienes a pesar de leer un botón que digan «no apretar», son capaces de hacerlo, con la única intención de ver qué es lo que sucede.
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Si te topas con algo similar en internet, evitar caer en la tentación y mejor cierra la ventana e inicia una nueva búsqueda.
Ingenuidad. Podemos llamar «ingenuos», y no de forma despectiva, a aquellas personas que no están muy familiarizados con la tecnología y quienes apenas hacen sus pininos en internet, los cuales pueden ser niños pequeños que tienen sus primeros contactos con la computadora o bien, personas de la tercera edad, que por diversas necesidades, están aprendiendo de este nuevo mundo intangible.
Son ellos quienes suelen ser víctimas de los maliciosos de la web, pues no saben distinguir entre la verdad y las mentiras que alguien puede hacerles llegar vía e mail. En estos correos que parecieran ser de instituciones formales y reconocidas, se les invita a las personas a revelar passwords, números de cuentas bancarias, así como otros datos personales.
Es muy probable que la gente caiga en la trampa y devele a desconocidos todos aquellos datos que les han solicitado, por lo que el experto en el tema aconseja cerciorase por medio de una llamada telefónica, si en realidad el mail proviene de esa empresa que se presenta.
Cortesía. A la gente se le enseña a ser educado y cortés en todo momento, una regla que no necesariamente aplica a internet. Si algún desconocido nos ha contactado por medio de la red, lo mejor será ignorarlo, pues no sabemos con qué fin lo ha hecho.
Esta misma regla aplica para esas llamadas incómodas que recibimos por parte de los bancos, que no siempre son reales. Si quieres un nuevo servicio de tu banco, lo mejor será que acudas personalmente a una sucursal, pues por teléfono, damos datos íntimos y personales a alguien que finalmente no conocemos.
Avaricia. Una de las cosas que más tienta a cualquier ser humano es el dinero y por ello es que hoy en día, pocas cosas resultan gratuitas en la red. En sus primeros años, podíamos encontrar contenido, al cual, se accedía sin necesidad de desembolsar un peso. La demanda transformó el uso de internet y hoy en día, prácticamente todo lo que encontramos en él tiene un precio.
Hay que ser muy cuidadosos y elegir bien los sitios en donde realizamos descargas, pues abundan los abusadores que prometen tal película, programa o disco a cambio de unos cuantos pesos y cuando terminamos la operación, nos damos cuenta que eso que descargamos a nuestro equipo no fue lo que solicitamos.
También, está la parte de los riesgos que se corren cuando queremos todo gratuito, pues esos portales que prometen todo sin necesidad de pagar, lo único que hacen es engañar a la gente para que se descargue un virus en su equipo y con ello, tener acceso a él.
Timidez. Hay a quienes les da pena solicitarle a esa persona con la que hemos tenido contacto por internet por un servicio sus datos personales, confiando así plena y ciegamente en ese interlocutor que en realidad podría ser un ladrón.
Cuando iniciamos un chat para solucionar un problema, lo mejor será que antes le solicitemos todos sus datos a esa persona que nos brinda el servicio, incluido un teléfono en donde podríamos localizarlo. Cuando tengas esos datos en mano, entonces puedes empezar a darle lo que solicite.
Precipitación. Muchos de los actos que hacemos en internet son por impulso; de seguro, en más de una ocasión das clic en «Aceptar», sin haber antes leído los términos de uso de tal o cual servicio web.
Aunque tardes un poco, date el tiempo suficiente para leer la letra pequeña, pues a veces ahí vienen ciertas prevenciones que nosotros damos por hecho y quizá, sea la salvación de caer en un fraude o engaño.