Cuando bebemos agua muy fría en un ambiente caluroso, esta es absorbida instantáneamente por nuestro tubo digestivo, y no tiene tiempo para llegar a la superficie de la piel y refrigerarnos; con el agua fría no alcanzamos a recuperar el líquido eliminado en la sudoración y tenemos la sensación de seguir con sed.
Por otro lado, el agua templada nos puede refrescar mucho más ya que es digerida de mejor manera por nuestro sistema.
[Fuente: notecreo.cl]