En Tiempo real «Por qué perdimos?» Por Carlos Valero

A todos los que me preguntan sobre el fraude electoral electrónico que permitió la alteración de los resultados les pido que me entreguen pruebas, pues hasta ahora no tenemos ninguna evidencia de que algo así haya ocurrido. Es más, las pruebas de conteo rápido del comando arrojaron resultados muy parecidos a los presentados por el CNE y por ello Capriles procedió a reconocer rápidamente. Eso significa ¿qué realmente perdimos? Si. ¿Ello implica que estamos políticamente y socialmente derrotados? No.

Al igual que todos los que están leyendo estas líneas, el domingo me deprimí, mi esposa y mi hija lloraron como si se hubiese muerto un familiar cercano, en fin, creo que la mitad del país tiene un guayabo colectivo terrible, eso tenemos que asimilarlo, digerirlo y avanzar. Quedarnos pegados en el guayabo colectivo puede hacer que repitamos el error del 2004, cuando después de perder el revocatorio el país se apartó de los objetivos políticos estratégicos y le entregamos a la revolución las gobernaciones y alcaldías, que finalmente son “ventanas de oportunidades” para que el pueblo que sigue votando por Hugo Chávez se dé cuenta que existe un camino distinto para el verdadero bienestar.

Por qué perdimos? En primer lugar @hcapriles no se enfrentó a otro candidato en igualdad de condiciones, tuvo que fajarse contra el estado en su conjunto, contra unas regulaciones electorales que le amarraban las manos en materia de propaganda a través de los medios. Cuando las cuñas negativas son prohibidas por el árbitro es mucho más complicado completar el mensaje y si le sumamos que para la promoción de tus ideas te limitan a tres minutos, la cosa es aún más compleja. Agreguen a ello los 10 minutos de la Ley Resorte y el uso indiscriminado de las cadenas para apreciar que el ventajismo fue brutal.

Por otro lado, tenemos la bonanza económica producto de un barril del petróleo por encima de 100 dólares, usada para ganar voluntades sin ningún control institucional ni limite ético. Durante la campaña repartieron millones de electrodomésticos, dinero en efectivo, latas de zinc, tanques de agua, etc., etc. Ahora, eso lo sabíamos y creímos que podíamos solventar esos obstáculos, pero creo que nos quedamos cortos en algunos aspectos.

Pudimos haber realizado las primarias en diciembre y Capriles habría tenido más tiempo para recorrer el país y hacer campaña fuera de la regulación del CNE, creo que nuestra campaña sin el candidato pudo haber sido mucha más intensa, de hecho el chavismo realizó una intensa campaña sin el candidato, ya que el delicado estado físico del presidente no se lo permitió y probablemente nuestra vocería fue muy clase media, no así nuestra campaña.

Asimismo, debemos admitir que ellos lograron imponer la tesis de que de ganar Capriles los sectores populares perderían lo poco que el gobierno les da de la bonanza vía subsidios directos denominadas misiones. No fue suficiente con la Ley de misiones ni con el discurso de paz y reconciliación, se impuso la campaña del miedo y la chequera. Una vez más se valida el viejo refrán: chequera mata a galán.

Varias veces expresé que el 8 Venezuela amanecía tricolor y lo sostengo. Seis millones y medio de personas en medio de condiciones tan adversas es una fuerza política muy poderosa que se potencia cuando moral y éticamente está en el camino correcto. El gobierno echó el resto para ganar y se gastó el dinero de dos generaciones por adelantado para ello y las fuentes para reponerlo no son renovables. Les toca gobernar con la mitad del país expectante y frente a 6.5 millones de venezolanos un líder que no se va a ir del país, que seguirá luchando por Venezuela y que será una gran piedra en el zapato para las pretensiones autoritarias y totalitarias de la revolución. Mandela la tuvo peor y al final logró imponerse por su fuerza moral y la de sus seguidores. Hoy estamos obligados a dejar el guayabo, correr pa´lante y garantizar que esos 6.5 millones, corrigiendo y afinando estrategias, se conviertan en más en las elecciones del 16 de diciembre. No podemos ceder espacios conquistados a la modernidad, no podemos permitir que se cierren las “ventanas de oportunidades”

Carlos Valero.