El estudio fue realizado en peces espinosos, al manipular las condiciones en las que crecen y así acelerar o retrasar el proceso. Por ejemplo, al cambiar la temperatura del agua cuando están en crecimiento, acelera o desacelera el proceso.
Lo que los científicos descubrieron es que los peces que habían crecido más lento, también aumentaban su expectativa de vida. Y no por una cantidad insignificante. Normalmente los peces de esta especie tienen una esperanza de vida de 2 años, sin embargo, los peces del experimento vivieron en promedio 30% más días. En contraste, los peces que fueron sometidos a un crecimiento acelerado redujeron su vida por un 15%.
De acuerdo al Profesor Neil Metcalfe, quien trabajó en el estudio, esto se debe a que los cuerpos que crecen más rápidamente acumulan más daño en los tejidos que aquellos que crecen más lento.
“Es posible que estos descubrimientos apliquen a muchas otras especies, incluyendo humanos, ya que la manera en la que los órganos crecen es similar en animales muy distintos.”