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La cantautora venezolana Francesca tocó puertas durante años pero la respuesta fue siempre la misma: regresa cuando adelgaces. Finalmente lo hizo y consiguió grabar un disco.
Y aunque se dice feliz de su cambio físico y anímico, lamenta que la industria de la música latina no la haya tomado en cuenta puramente por su talento mientras en el mercado anglo triunfan artistas más robustas como Adele o Jennifer Hudson.
"Cuando empecé en la música tenía más o menos 55 kilos de más y esa era una de las grandes trabas que me ponían", confesó Francesca en una entrevista reciente con la AP.
Habiendo crecido en el país con más reinas de belleza internacionales, el sobrepeso que ganó al mudarse a Miami hace 11 años, a los 15, la mantuvo en un círculo que afectó su autoestima. "Me sentía muy mal", confesó. "Hay gorditas que son muy seguras y felices pero yo no. A mí era algo que me trancaba. Me deprimía".
Tenía a un peso normal para sus 1,60 de estatura, pero relató que entró en una especie de círculo vicioso en el que comía de todo lo que veía. Seis meses después ya "era otra persona".
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Había estudiado música desde niña en Venezuela y en Miami empezó "por accidente" en el medio, cuando tras escucharla la invitaron a un programa de TV local y le pidieron que escribiera una canción para un concurso. Era el 2005 y decidió que esa sería su vida.
Entonces no pensó que su imagen se impondría sobre su talento, pero tocando puertas se topó con otra realidad, y pasaron años antes de ver materializado su sueño.
"Me decían que no iba a surgir porque estaba gorda; fue duro escucharlo de otras personas, de hombres que me dijeron que estaba gorda, que tenía que rebajar. Fue la sacudida", reconoció la cantante de ascendencia italiana, quien debutó el pasado junio con el álbum de pop rock "Ya nada es igual", cuyo primer sencillo se titula "Me cansé de esperarte".
"Siempre decía que por salud me tengo que cuidar … no quiero llegar a ser gorda toda la vida. Me sentía frustrada, era un no, no, no en la carrera. Me cansé de escuchar siempre lo mismo", añadió.
Decidida, dio un giro radical a su vida y empezó a comer más sano y a hacer ejercicio.
"Las ganas tan fuertes (de ser cantante) me daban la fuerza de voluntad de ir al gimnasio, de preparar comida sana", dijo. "Y a raíz que trabajé en mi imagen y autoestima han surgido todas las oportunidades".
Francesca, quien el último mes participó como presentadora en los Hispanic Heritage Awards, admite que estando delgada se siente mucho más segura y feliz, tanto en el plano personal como profesional. Pero su triunfo es agridulce, pues cree que en la industria latina del espectáculo "exageran un poco" en cuanto a la importancia que le da a la imagen.
"Me encantó que premiaran a Adele (el mes pasado) en los Grammy porque se notó que el talento es lo que vale", indicó, agregando que también se alegró cuando vio triunfar a la actriz y cantante Jennifer Hudson, quien ahora está delgada y es portavoz de la compañía Weight Watchers de productos y servicios dietéticos pero que cuando empezó sufría de sobrepeso.
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Un año le tomó conseguir la figura deseada, y se dice afortunada de no haber padecido desórdenes alimenticios para alcanzar su meta: "Aprendí a comer balanceado, sin pasar hambre. Como grasas saludables, como carbohidratos como avena".
En un país en el que más de un tercio de la población padece de sobrepeso u obesidad, al tiempo que "hay niñas anoréxicas o bulímicas porque quieren parecerse a una Barbie", Francesca considera que existe un problema de autoestima al que el núcleo familiar debe prestar atención.
"El proceso empieza en la mente; luego uno lo somatiza en el cuerpo", concluyó.
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