Kate Moss, una chica mala que se porta muy bien (fotos + sexy) - Lea Noticias

Kate Moss, una chica mala que se porta muy bien (fotos + sexy)

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Cuando tenía 16 años, y se preparaba para posar por primera vez en la portada de una revista, Kate Moss se encerró en un baño y se atacó a llorar. Le acababan de decir que se quitara la camisa para empezar con la sesión de fotos y, de no hacerlo, dejarían de contratarla en un futuro. Algo similiar ocurrió a sus 17, edad en la que posó desnuda con Mark Wahlberg para una campaña de Calvin Klein: “No parecía yo –aseguró en una entrevista con la revista Vanity Fair–. Me sentía muy mal de montarme sobre ese hombre musculoso. No me gustó. No pude salir de la cama en dos semanas. Pensé que iba a morir, así que fui al médico y me recetó Valium”.

ESPAÑA EFESTILO KATE MOSS

Moss siempre fue en contra de los estereotipos. A diferencia de otras aspirantes a modelo, que habrían hecho lo inimaginable por ganar un contrato, ella siempre fue fiel a sí misma, así que no haría lo que le pidieran sin mostrar su incomodidad y su descontento. En ese entonces, además, todavía era una niña que desconfiaba de su cuerpo. En tiempos de altas supermodelos llenas de curvas, como Naomi Campbell, Claudia Schiffer o Elle Macpherson, Moss –pequeña, desgarbada y aparentemente simplona– desentonaba. Odiaba su pecho plano y el enorme lunar que resaltaba en su seno derecho. Sin ropa, frente a la cámara, sentía que desnudaba su alma y todas sus inseguridades. No sabía, en ese momento, que justamente esos rasgos le permitirían devorarse la industria.

Nunca se sintió realmente bella, pero Sarah Doukas –fundadora de la empresa de modelaje Storm Model Management– reconoció su potencial con solo verla unos segundos en el aeropuerto JFK de Nueva York, donde la descubrió cuando ella tenía solo 14 años. A partir de ese instante, Moss fue abriéndose camino en ese medio exigente que en un principio la desconcertó, pero en el que luego aprendió a moverse con maestría para convertirse en una de las modelos más importantes de la historia, capaz de mantenerse vigente después de 25 años de carrera y varios escándalos a cuestas.

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El secreto de Moss radica en que se salió de los moldes. Fue la “antimodelo”. Su primera portada fue para la revista The Face y en ella no aparece como una mujer despampanante, sino como la vecina del lado. Una joven simpática y risueña con la que otras mujeres podían relacionarse y con la que los hombres podían imaginarse. Era accesible. Encantadora. Pero demasiado flaca, demasiado plana, demasiado niña. Esas fotos, sin embargo, también empezaban a revelar sus posibilidades: en apariencia su belleza era delicada, discreta y dulce, pero algo indicaba que podría llegar a convertirse en una bomba sexual. Y lo hizo.

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Con un atractivo diferente que, al estudiarlo detenidamente, tiene las proporciones ideales, Moss es a la vez ángel y demonio. La mezcla perfecta. Intensa y cándida a la vez, sedujo a las marcas más prestigiosas: Dior, Chanel y Versace estuvieron a sus pies, y llegó a la portada de Vogue en 1993. Siempre en medio de esa dualidad, la modelo ha evolucionado y marcado las tendencias. Primero impuso un estilo grunge. Después fue el prototipo de lo que era una “chica de heroína”: flaca, descuidada, desgarbada y ojerosa. Luego se volvió más hippie y, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en rockera. Ha sido un seductor camaleón que supo sacar provecho de sus transformaciones.

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En una montaña rusa

Keith Richards, el guitarrista de los Rolling Stones, supo describir muy bien la esencia de Kate Moss: “Para ser una chica mala, siempre se ha portado muy bien”. Moss es todo menos santa. Mientras estaba en la cima de su carrera, en 1995, fue protagonista del escándalo que armó el diario Daily Mirror al publicar algunas fotos de ella en la que aparentemente estaba consumiendo cocaína. Aunque nunca recibió cargos de la justicia, sí pasó por rehabilitación. Por cuenta de esas imágenes perdió por un tiempo contratos con H&M, Burberry y Chanel. También fueron famosos sus conflictos amorosos con Pete Doherty, que siempre tenían un jugosa fusión de drogas, golpes y rock & roll.

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