La inspiradora historia de Madam Walker (o los dos caminos para el éxito) - Lea Noticias

La inspiradora historia de Madam Walker (o los dos caminos para el éxito)

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La protagonista de esta historia se conoce como Madam C.J. Walker, y nació en una granja de un pueblo remoto de Louisiana, en 1867. Su nombre real fue Sarah Breedlove, y desde luego, no parece el lugar idóneo para nacer si pretendes convertirte en empresario de éxito. Sobre todo si eres mujer, y aún más si eres negra.

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Sin embargo, C.J. contaba con algunos factores adicionales para facilitar su camino en la vida.

A la edad de 7 años se quedó huérfana de padre y madre.

A los 14 año se casó para librarse de los abusos de su cuñado.

A los 17 años de edad era madre.

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A los 20 viuda.

Para poner comida en la mesa para ella y su hija, C.J. trabajó cosechando algodón en las plantaciones cercanas. En su tiempo libre lavaba ropa para una familia blanca y cuando podía ayudaba en una barbería de su hermano. Los ingresos de sus múltiples oficios nunca superaron el 1,10€ en un día.

Pero luego llegaron los problemas

Cuando tenía unos 25 años, cogió una enfermedad que empezó hacerle caer el pelo.

¿Te imagines?

Una viuda de 25 años, con una hija pequeña, negra en el sur de Estados Unidos en 1892 y encima se está quedando calva!

Pocas personas le hubieron culpado por haberse derrumbado, pero C.J. no era así. Ella reconoció que tenía un problema en el cuero cabelludo y puso manos a la obra para buscar una solución.

Verás, en aquellos tiempos, los baños no eran frecuentes y lavarse la cabeza no era un hábito diario (ni semanal). Por eso, era común sufrir infecciones del cuero cabelludo, lo cual provocaba la caída del pelo.

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Después de de haber probado muchos remedios caseros y todos los champús que encontraba Madam Walker (C.J.) estaba harta. Según sus propias palabras se despertó de un sueño y decidió fabricar su propio champú, usando azufre como ingrediente activo. Cual fue su sorpresa cuando comprobó que aquella fórmula mejoró muchísimo su condición.

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¡Eureka! ¡Qué Alegría!

El día siguiente convenció a un banco de inversiones a financiar su proyecto empresarial, y lanzó una campaña mundial de marketing.

Ya.

Ni en sus sueños.

Madam Walker no tenía dinero.


Madam Walker no tenía experiencia.


Madam Walker no tenía contactos.


Y Madam Walker no tenía excusas.

Tomó una decisión y simplemente empezó a vender, puerta a puerta el “Maravilloso Crecipelos de Madam Walker

Quiero que piensas en cómo recibes a un vendedor en la puerta de tu casa, ahora en el año 2010. ¿Le invitas a entrar? ¿Le ofreces un café?

¿Cómo crees que fue para una mujer negra en un mundo racista hace más de un siglo en el profundo sur de Estados Unidos? ¿Cuantas puertas cerrarían en su cara? ¿Cuantos insultos habrá oído? ¿Cuantos peligros habrá esquivado?

Pero aquellas adversidades no frenaron a Madam C.J. Walker. A contrario, sirvieron para empulsar su actividad. Cada día vendía más champú y cada día tenía más éxito.

Tanto fue su capacidad que en 1910 abrió su propia fábrica en Indianapolis. En 1913 estaba viajando por todo el mundo enseñando mujeres a vender sus productos, y cuando murió a los 51 años en 1919 fue:

La Primer Mujer Millonaria por Méritos Propios de la Historia

Si no tienes ahora mismo los pelos de punta, necesitas una revisión urgente. ¿Cómo son tus desventajas comparadas con las de Madam Walker?

¿Tus probabilidades de éxito son inferiores?

Por cierto, creo que olvidé comentar que sus padres fueron esclavos.

La historia de Madam C.J. Walker nos puede enseñar muchas cosas, pero el propósito de este artículo es aprovechar su herencia para reflexionar sobre los dos rasgos imprescindibles para tener éxito.

En primer lugar, todas las personas con éxito que he conocido tienen la santa habilidad de empezar.

Parece obvio, pero no lo es. El mero hecho de levantarte de la silla y poner manos a la obra es esencial para conseguir cualquier meta. Planificar, estudiar, organizar todos son verbos preciosos y virtuosos. Pero no sirven de nada si no empiezas a trabajar.

¿Por qué cuesta tanto iniciar el camino hacía tu éxito?

¿Por qué no has creado un nuevo producto esta semana? ¿Por qué no has contactado con 10 potenciales clientes? ¿Por qué no has salido a buscar financiación?

Lo cierto es que todo el mundo está obsesionado con encontrar esa “gran idea” que les libere de su rutina, cuando realmente la idea es lo de menos. Simplemente tienes que resolver bien el problema de alguien.

Sinceramente creo que lo que nos frena, casi siempre es el miedo.

El miedo de fracasar. El miedo de quedar mal. El miedo de perder un dinero. El miedo de ser juzgado por los demás.

Así que quiero tranquilizarte.

¡TODOS ESTAS COSAS MALAS VAN A OCURRIR!

Vas a fracasar. Vas a quedar mal. Vas a perder dinero, y vas a ser juzgado por los demás.

¿Y qué?

Porque si realmente aprendes a aplicar el segundo rasgo del éxito, todo aquello será irrelevante.

El segundo rasgo esencial para alcanzar el éxito es la habilidad de levantarte del suelo y intentarlo de nuevo.

Mira voy a confesarte algo.

Yo soy patoso. Si existe la más mínima grieta en el suelo, puedes estar seguro que lo encontraré para tropezarme. Si en la cocina hay un armario abierto, sin duda la parte de atrás de mi cabeza lo encontrará. Si la mesa del salón tiene una pata, puedes estar totalmente seguro que el dedo meñique de mi pie la descubrirá. Así de mal hecho soy yo.

Sin embargo, he sido profesor de baile y he ganado concursos de bailes de salón.

Si eso es posible te aseguro:

Sencillamente, no existe excusa para fracasar.

En el mundo de los negocios, los zarandeos son inevitables. Lo normal es que las cosas no salgan bien a la primera, ni a menudo, a la segunda.

Por eso, entre los que logran iniciar su camino, lo cual en sí es un hito, la mayoría quedan abatidos tras los primeros fracasos. Esto les desanima y les empuja a tirar la toalla.

Por eso, la capacidad de levantarte tras la caída, sacudir el polvo de los pantalones y continuar andando es clave para alcanzar tus metas.

Cuando era pequeño, mi madre me obligaba a volver a subir a la bici nada más caer, “que no te coja miedo” y acabé haciendo 80 y 100 kilómetros en un día. La perseverancia lo es todo en la vida.

Pero no es fácil.

A nadie le gusta fracasar. Duele.

Pero si la hija huérfana de esclavos, sin dinero ni contactos ni preparación podría convertirse en la primera mujer en crear su propia fortuna millonaria, ¿qué posible excusa podemos tener nosotros?

Si crees que fue fácil coger sus botecitos de champú y salir a venderlos puerta a puerta, casa a casa en Louisiana a principios del siglo pasado, estás muy equivocado.

Ahora, ¿a qué estás esperando?

“I am a woman who came from the cotton fields of the South. From there I was promoted to the washtub. From there I was promoted to the cook kitchen. And from there I promoted myself into the business of manufacturing hair goods and preparations….I have built my own factory on my own ground.”

Madam Walker

Soy una mujer que proviene de los campos de algodón del sur. De allí me ascendieron al lavadero. A continuación me subieron de categoría y cocinaba en la cocina. Entonces me dí mi propio ascenso al negocio de la fabricación de productos para el pelo… He construido mi propia fábrica sobre un terreno que me pertenece.

Madam Walker

[Fuente]

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