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El mundo de las redes sociales, los 140 caracteres, el Facebook, Instagram, y demás plataformas de comunicaciones digitales, han venido a revolucionar al mundo, cambiar por completo nuestra forma de interalacionarnos y para afectar los esquemas de campaña política.
Un dirigente político que no escriba en el Twitter, que no anuncie sus actividades por esta herramienta de comunicaciones, que no publique algún álbum de fotografías de sus eventos, no existe para un número en crecimiento de electores que rapidamente se están convirtiendo el “ciber-adictos” a la información y a las opiniones digitales.
En este momento el manejo de estas aplicaciones móviles son parte del día a día de las campañas política, aquel candidato, por lo menos de una gran ciudad o de una población con importante zona urbana, que esté divorciado de las redes perderá un universo importante que con toda seguridad ocupará su o sus adversarios.
Siempre se tiene que hablar con el mayor número de personas en las campañas electorales, se tiene que conversar con todos, sin embargo el ¿cómo hacerlo? ha sido la pregunta del millón de lochas que todos, candidatos, asesores y activistas, nos hemos hecho durante años.
Hoy el panorama está más claro, por un lado está la campaña tradicional, los casas por casas, los mítines, las asambleas, que son formas directas y vivas de llevar los mensajes de la campaña; los medios de comunicación prensa, radio y televisión también siguen siendo resaltantes para abarcar el universo de electores para influir, y ahora las redes sociales que cada día crecen y minimizan el poder de los otros son parte de ese cóctel comunicacional de la campaña.
Ante esta realidad la figura de los ciber-activistas se hacen indispensable, así como el candidato debe tener sus estructuras políticas en cada una de las parroquias, municipio o estados, así como el abanderado necesitan líder sociales y de opinión divulgando sus propuestas en las calles, sectores y/o comunidades, de esa misma forma el aspirante a algún cargo de elección popular necesitará de personas que lo respalden en las redes sociales.
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No sólo basta con crear cuentas personales de los diversos candidatos, no es simplemente promover una clara identidad en las redes sociales y saber como manejar cada uno de los medios de comunicación 2.0, sino que éste debe tener personas reales, de cuerpo y alma, que estén detrás de su computadora, tableta o móvil, difundiendo ideas favorables a aquél y que se manifiesten partidarios de él.
Los ciberactivistas son iguales a los líderes de las comunidades populares en las redes sociales, son aquellos que sin temor salen a dar la cara por su candidato en los diversos debates cibernéticos, son los llamados a levantar las banderas de la campaña en aquel universo que cada día se expande más y más.
El ciberactivismo debe ser parte de las estrategias de comunicaciones de campaña, la falta de esto puede ser comparable como la carencia de testigos en las mesas electorales o de movilizadores en algún centro de votación.
Por esa razón, por esa causa, usted apreciado lector pudiera perder las elecciones porque si se crea en redes sociales una matriz negativa y ésta posteriormente salta al ámbito de 1.0, es decir, medios tradicionales y el boca-oreja entonces usted y su equipo de la campaña se las verán muy negras.