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Cuando ya alcanzamos mes y medio de combates en el país, observamos como la represión y ataque a los venezolanos, a través de la persecución a los estudiantes, políticos, periodistas y todo aquel que manifieste su opinión en contra del Gobierno de Nicolás Maduro, muestra claramente que el diálogo planteado por el régimen no ha sido sincero y está fracasando.
Hoy vemos como los venezolanos tenemos muchos más motivos para seguir protestando pacíficamente, no solamente son los problemas que el régimen no ha podido solventar, ahora se les agrega el golpe terrible que le infringen al Poder Municipal, es inaceptable la manera como usan los poderes públicos para amenazar, apresar y destituir Alcaldes legítimamente electos.
A pesar de lo que hemos relatado, y a riesgo de que muchos no lo comprendan, hoy más que nunca es importante exigirle al régimen que rectifique y reoriente el diálogo, debe transformarlo en un evento donde ciertamente los interlocutores sean reconocidos por todos. El dialogo no puede ser un show, es un derecho que tenemos los venezolanos, queremos hablar, queremos escucharnos, queremos desmontar la violencia y avanzar con seriedad en los acuerdos para solucionar los problemas.
Esa ruta, a pesar de lo difícil que luce, es el camino obligatorio que debemos transitar. El diálogo sobrepasa a los extremistas de lado y lado.
Pero no podemos negar que hay desesperanza. Muchos ciudadanos se muestran incrédulos ante los abominables hechos que suceden en el país, la gente no cree que se pueda conseguir una salida pacífica a esta crisis. El Gobierno arbitrariamente desconoce la voluntad del pueblo y la constitución al destituir a los Alcaldes.
Cada día es más difícil poder entender la forma de conciliar del gobierno, si no escuchan la voz del ciudadano, no podrán gobernar en paz. En Venezuela el régimen de Maduro no tiene la solvencia necesaria para imponer sus políticas a todo evento.
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En la oposición seguimos aprendiendo, a pesar de la represión y militarización del país, los sectores que adversamos al gobierno reinventamos la protesta pacífica, la cual seguirá día a día manifestando el gran descontento general.
No se debe caer en la trampa de la violencia, el gobierno quiere justificar su incapacidad con los disturbios. El régimen sabe que más temprano que tarde el desabastecimiento será un problema integral que afectará tanto a los sectores populares como a la clase media.
La resistencia popular siempre conduce a la victoria. Cuando ese momento llegue, cuando el agua este rodeando su cuello, cuando a pesar de tanto daño que han causado sepamos que ya es inminente el cambio. Ahí, por Venezuela, por el futuro, debemos ser razonables, alejar de nuestros corazones cualquier sentimiento de odio y revancha. En ese momento por duro y difícil que sea, no hay otro camino que apostar a la paz y reconciliación nacional.
Felipe Mujica / @FelipeMujica