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Cualquiera con intención puede llegar al espacio; sobra tecnología, falta imaginación; son los mensajes del Colectivo Espacial Mexicano dirigido por Juan José Díaz Infante, agrupación que ha puesto en órbita el Ulises I, satélite artístico mexicano.
Ulises I, es un nanosatélite artificial creado por artistas electrónicos. Lejos de explorar las estrellas o monitorear la tierra, su misión consiste en “despertar la imaginación y demostrar que es posible cambiar nuestra realidad”. Pues sí, son artistas.
La aventura comenzó cuando Juan José Díaz Infante, artista trans disciplinario y director de Ulises I, leyó un artículo en Scientific American, “Haga satélites usted mismo”. Ordenó online su kit de TubeSat con lote de lanzamiento, y llegaron a México las piezas para armar un nano satélite artificial, según publicó el sitio pijamasurf.com.
El contenido de Ulises I le corresponde al Colectivo Espacial Mexicano, un grupo de once artistas contemporáneos (porque once es el número de un equipo de fútbol soccer) los cuales se han dedicado a crear una serie de piezas sonoras (que serán programas en los circuitos del satélite) y un conjunto de obras artísticas que conceptualizan a Ulises I: un monitor electrónico con el código genético del maíz, una máquina tibetana, Mani Khor, con un mantra en sánscrito; una celda de combustible microbiana con una colonia viva de extremófilos, y una partitura que puede tocarse al azar, entre otras osadías.
Un punto importante es que la obra de Ulises consiste en “el proceso” y no en el satélite como tal. De acuerdo con su director, el proyecto se define como una “ópera contemporánea”, un híbrido que contempla desde el inicio del proceso creativo, las obras y la ingeniería, hasta su lanzamiento.
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Se fundamenta en el imaginario del futuro creado por Julio Verne en el siglo XIX, y se muestra como un disparador de la imaginación: Ulises como un motor que permite un nuevo imaginario, donde es posible ciudadanizar la ciencia y desarrollar proyectos donde convivan (al fin) ciencia, arte y tecnología.
El mensaje: “cualquiera con intención puede llegar al espacio”
La lección: “sobra tecnología, falta imaginación”.
La primera exposición del CEM tuvo lugar en la Fonoteca Nacional en el marco del Festival PLAY! 2011, y a la fecha se ha expuesto en la Galería EPSON y el Museo de los globos Albuquerque, NM; además de presentarse como conferencia en foros internacionales en Estados Unidos, Colombia, Francia, Turquía, Inglaterra y México. En 2012 el proyecto fue integrado a la Agencia Aeronáutica Internacional, dentro del Comité Técnico para la Utilización Cultural del Espacio (ITTACUS); y recientemente ha habido acercamientos con el Politécnico Nacional y la UNAM para que los estudiantes se involucren en el proyecto.
Se tiene contemplada su fecha de lanzamiento a finales de 2013. Una vez en el espacio transmitirá su señal por banda civil amateur durante tres meses y será absorbido por la atmósfera terrestre. Una estrella fugaz para pedir un deseo.
