Pasa el tiempo y no pasa nada en Caracas, pero un buen día soleado, de forma inesperada un sismo nos sorprende, sacudiéndonos a todos, ocurre de manera abrupta, impactante y conmovedora, agita los cimientos más firmes de la realidad que estaba en una supuesta situación de control, poniendo a correr hasta al “más pintao”, la mayoría confundidos, sin saber qué hacer, ni para dónde agarrar, invadidos por una sensación de vacío enorme, con mil interrogantes que se cruzan por el pensamiento, bajamos por las escaleras rápidamente a las puertas de las edificaciones desalojadas preventivamente, gracias al temblor.
De este modo, el miércoles 30 de agosto del 2017, a las 10:01 de la mañana ocurrió lo que nos faltaba, se quebró por unos minutos la normalidad de Caracas, porque se registró un temblor de considerables proporciones que se sintió fuertemente en la ciudad de Caracas, con una magnitud de 4,5 en escala de Richter, información que fue confirmada por la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis). Minutos después, se detalló que el epicentro del sismo se ubicó a 9 kilómetros al norte del estado Vargas y tuvo una profundidad de 5,9 kilómetros, con dos réplicas moderadas, una de magnitud 3.9 y otra de 2.9.
La Amenaza Sísmica es un término técnico mediante el cual se caracteriza numéricamente la probabilidad estadística de la ocurrencia (o excedencia) de cierta intensidad sísmica (o aceleración del suelo), en un determinado sitio, durante un período de tiempo y puede calcularse a nivel regional y a nivel local, para lo cual se deben considerar los parámetros de fuentes sismogénicas, así como también los registros de eventos sísmicos ocurridos en cada zona fuente y la atenuación del movimiento del terreno.
Venezuela es un país sísmico, y estas fallas que están en la zona Centro-Norte Costeras, que corresponden al sistema de fallas de San Sebastián, pueden ocasionar sismos porque son fallas activas; por ello, son impredecibles, de manera que es imposible saber a qué hora, en qué lugar van a ocurrir, pero si existen mecanismos basados en probabilidades para calcular las magnitudes de los futuros eventos.
En Caracas se han registrado históricamente, unos seis movimientos telúricos importantes, el 11 de julio de 1641, el Terremoto de San Bernabé, causó un daño extenso en Caracas, y la destrucción de la costera ciudad de La Guaira, el número de muertos reportados oscila entre un total de 84 y 200 entre la Guaira y Caracas.
El día 21 de octubre de 1766 se registró otro a las 05:00 am, su magnitud se estima en 6,3. La extensión del área afectada alcanzaba a Maracaibo por el oeste; numerosos poblados de los actuales estados Sucre, Monagas, Nueva Esparta, Anzoátegui, Miranda y Bolívar sufrieron daños severos. Su epicentro fue localizado en el Golfo de Paria a profundidad intermedia, con una magnitud alrededor de 7.5 Ms. no se presentó tsunami, lo que indica la no deformación del fondo marino.
Luego pasamos al Terremoto de Caracas, San Felipe y Barquisimeto de 1812, el evento que más destrucción ha causado en Venezuela con numerosas víctimas mortales en las cuatro ciudades. El día viernes 29 de octubre de 1900, a las 4:42 de la madrugada y con una magnitud de 7.0 la región norcentral del país es sacudida por un fuerte terremoto: Macuto, Caraballeda, Naiguatá, Carenero, Higuerote, Guatire, Guarenas etc. En Caracas 21 muertos y más de 50 heridos.
El sábado 29 de julio de 1967 a las 8:00 de la noche, un sismo conocido como el Terremoto de Cuatricentenario. El sismo principal duró apenas 35 segundos, tuvo una magnitud de 6.5, y causó 300 víctimas fatales.
En el mes de septiembre de 2009 a las 15.36, un fuerte temblor de 6,2 sacudió Caracas y a la costa Norte de Venezuela, en medio de fuertes lluvias. El epicentro del temblor, registró una profundidad de 15,9 kilómetros, se produjo a 28 kilómetros al norte de la localidad de Morón, en el oeste del país y a unos 300 kilómetros de Caracas. Generó interrupciones del servicio eléctrico y de telefonía.
La verdad es que a partir del terremoto en Caracas de 1967 que dejó entre 200 y 300 personas muertas, se prendieron las alarmas y tanto el Colegio de Ingenieros de Venezuela, como el Colegio de Arquitectos desarrollaron en todas las construcciones de ese momento, las modificaciones, para así hacer más sólidas las edificaciones, al momento de producirse sismos en el país. La tragedia hizo que se comenzaran a tomar en serio normas y protocolos para la construcción de edificaciones sismo resistentes, de esta manera tomó conciencia de que Venezuela es un país sísmico con varias fallas geológicas activas -Boconó, San Sebastían, El Pilar y Oca-Ancón. Igualmente, Protección Civil ha desarrollado simulacros y acciones preventivas para mantener informada a la población.
Desde entonces, es mucho lo que el país ha avanzado desde el punto de vista de la normativa de construcción para minimizar los riesgos que para la población y la infraestructura implica un movimiento telúrico; y precisamente el nacimiento de Funvisis con 45 años de fundada, es una respuesta a esa necesidad.
Actualmente el país cuenta con la norma Covenin 1756-1:2001, que recoge todo el aprendizaje logrado tras el estudio de los daños del terremoto del 67, así como experiencias internacionales. Rige tanto para construcciones de concreto como de acero. No solo toma en cuenta materiales y formas de construcción, sino lo lugares donde se decide construir, la geología del terreno. Actualmente, se está trabajando en una microzonificación para definir parámetros de construcción sismoresistentes según las especificaciones del suelo y geología de cada zona.
Sin embargo, la ecuación entre riesgos geológicos y política no es sencilla, de modo que los problemas políticos y la falta de coordinación y dirección, se manifiestan con furia ante las catástrofes naturales, de modo que muchas veces los sismos sacan a la luz trapos sucios y ponen sobre el tapete la falta de control en las construcciones por parte de los gobiernos municipales y la pugna entre los regionalismos y el gobierno central.
En el ámbito de la política, la proliferación de construcciones ilegales son ejemplo de ello, la utilización de adobe en la construcción de viviendas sociales, igualmente, de este modo, los terremotos sin lugar a dudas, hablan y develan además, negocios inmobiliarios importantes, asignación de recursos y donaciones para reconstrucciones, sin restricciones ni limitaciones y en muchos casos viviendas autoconstruidas sin supervisión, por lo que no han sido hechas de acuerdo a estándares de construcción adecuados.
A pesar de la existencia de estas regulaciones, muchos edificios antiguos, han quedado excluidos de estas nuevas medidas y por ende son los más proclives a derrumbarse o sufrir daños en su estructura, las condiciones socioeconómicas de extrema pobreza, los asentamientos urbanos precarios y descontrolados, la degradación ambiental y la permisividad de las autoridades son los principales protagonistas de un futuro panorama desolador.
Nuestra realidad es que 50 años después de un terremoto devastador y luego de que nuestro país ha recibido durante los últimos 18 años la mayor cantidad de recursos procedentes de la renta petrolera, tenemos un panorama nada alentador. Caracas es hoy una ciudad con muchas edificaciones y carreteras, sin una planificación que haga de la capital del país un modelo a seguir.
El sector privado y la Misión Vivienda continúan densificando la ciudad que ya no tiene capacidad para abastecer de servicios, agua, gas, electricidad a su población original y mucho menos a la que ahora recibe. Hay que tener en cuenta que aunque Caracas conforma cinco municipios centrales, incorpora a Los Salias, Guaicaipuro, a todos los municipios de Guarenas-Guatire, los Valles del Tuy y Vargas, lo que la convierte en una gran región metropolitana. Actualmente, aquí solo reina la anarquía y el hacinamiento. Con la Misión Vivienda, dicho sea de paso, el régimen tuvo la gran oportunidad para hacer renovaciones urbanas a fin de mejorar la imagen de la ciudad, pero solo agredieron el entorno pasando por encima de las ordenanzas municipales.
En esta ciudad hoy día, contamos con construcciones mal ejecutadas, ejemplo de ello es la improvisación en el mejoramiento vial de la ciudad, violando todas las normas de diseño, ahí tenemos los puentes provisionales desmontados en menos de un año; las incorporaciones hechas a la Autopista Francisco Fajardo, el fracaso de la fiesta del asfalto y ni hablar de las obras no terminadas de infraestructura; como el metro de Guarenas Guatire y el Ferrocarril del Tuy que lo dejaron parado en Cúa, unos verdaderos monumentos a la desidia.
No podemos dejar de mencionar el Barrio Nuevo Tricolor, el cual ha obviado todos los estándares de construcción. La construcción y diseño de los edificios se ha realizado en base a sistemas constructivos masivos, tipo Rusia o China, sin tomar en cuenta ni las normas sísmicas ni las de diseño vial.
Estamos entonces frente a una situación de ingobernabilidad absoluta que la política de descentralización de los noventa estaba tratando de atacar por la vía constitucional de un Estado Federal autónomo, donde cada municipio podía generar sus ingresos y trabajar por el bien común, pero hoy en día y gracias al regreso a la centralización de forma aberrante, Caracas es una ciudad fallida, vulnerable, ya no solamente a terremotos o a lluvias torrenciales, sino sencillamente a apagones permanentes.
Debemos entender la importancia que significa la labor preventiva y la necesaria articulación entre el Estado, la sociedad civil y otras dependencias estatales a los efectos de frenar la corrupción que significa, el incumplimiento de la normativa de construcción anti sísmica, por parte de empresas constructoras en connivencia con los gobiernos locales,
Los Estados frente a la tragedia tienen dos opciones: o bien resuelven las contradicciones desde el pragmatismo económico por sobre las razones éticas y morales, con el posible costo de afectar su legitimidad política, o logran la triangulación de la que hablamos, en un esfuerzo por lograr una responsabilidad social empresarial que permita un desarrollo sustentable y una mayor articulación. Sin duda, las fuerzas de la naturaleza patean el tablero del imaginario social, dejando expuesto el cariz netamente ideológico de la política, sus fortalezas y limitaciones en tiempos postmodernos.
Se recomienda entonces activar la figura del “gabinete” como organización interdisciplinaria e interinstitucional, capaz de gestionar a cabalidad el riesgo ambiental. El reto de las ciudades es administrarlas para orientar el desarrollo urbano y convertir las amenazas en oportunidades que generen un desarrollo sostenible, para ello requiere de una política seria que afronte y reconozca la vulnerabilidad para reducir exposición y susceptibilidad.
La realidad es que en estos tiempos cuando en la ciudad de Caracas, se sienten los sacudones del cambio, se requiere de alguien que lleve la batuta, que dirija y asuma la responsabilidad de servir para contribuir y ofrecer las mejores soluciones para todos, sin diferencias políticas, de tal modo que si sorprendiera un sismo, los lideres deben estar en capacidad de acometer tareas muy puntuales, sin imposición autoritaria, interpretando y comunicando la realidad; dando respuestas validas en medio de la incertidumbre; planificando y dirigiendo una salida a la crisis; y participando de forma activa en el quehacer diario, siendo buen mediador para dirimir conflictos; en realidad en tiempos de sismos se requiere urgente de alguien que quiera vivir para servir a los demás.
MARIA AUXILIADORA DUBUC P.-
@mauxi1