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Entre 200 y 300 personas han fallecido en las últimas horas en un nuevo ataque insurgente al noreste de Nigeria, según denunciaron este miércoles políticos locales.
El asedio, que ocurrió en la tarde del lunes pero no ha trascendido hasta hoy, tuvo lugar en la localidad de Gamboru, fronteriza con Camerún, cuando hombres fuertemente armados, presuntos miembros de la milicia islamista de Boko Haram, comenzaron a disparar contra la multitud que se encontraba en un mercado local.
Las muertes fueron confirmadas por Ahmed Zannah, senador regional. De igual modo, el representante gubernamental confirmó que el cerco se prolongó durante al menos 12 horas.
El ataque se produce tres semanas después del secuestro de dos centenares de estudiantes en un internado de Nigeria y cuando la noticia del rapto de otras ocho niñas, ocurrido este lunes en la localidad de Warabe, también en el estado de Borno, apenas comenzaba a desperezarse en los medios.
«Eran muchos y muchos de ellos llevaban armas. Han llegado en dos vehículos pintados con colores militares y han empezado a disparar contra nuestra localidad», denunciaba a los medios Lazarus Musa, vecino de la ciudad.
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Pese a desconocerse el credo de las capturadas, este lunes, la Asociación de Cristianos de Nigeria (CAN) hacía público el nombre de las estudiantes secuestradas en un internado al noreste del país africano el pasado 14 de abril. El documento, firmado por el reverendo Matthew Owojaiye, antiguo presidente del Foro de Ancianos de los Estados del Norte, afiliada al CAN, y al que ha tenido acceso este diario, aseguraba que de 180 jóvenes retenidas (algunas fuentes elevan este número en más de dos centenares), al menos 165 de ellas son cristianas, motivo primordial de la elección del centro atacado.
«La mayoría de las niñas secuestradas son cristianas. ¿Por qué (la milicia islamista) de Boko Haram acudió a Chibok (lugar donde se localizaba el internado)? ¿Por qué no visitar otras escuelas de secundaria del estado de Borno (de mayoría musulmana)?», denuncia la organización.
El pasado 14 de abril, milicianos de Boko Haram atacaban un internado femenino de Chibok, en el Estado norteño de Borno, en Nigeria. Precisamente, este lunes, el grupo armado reconocía la autoría del asalto.
Polémicas cifras
«Más de 230 alumnas fueron secuestradas, a pesar de que el Gobierno diga lo contrario», denunciaba a este diario entonces Asabe Kwambura, directora del centro, donde convivían en perfecta armonía estudiantes cristianas y musulmanas. En este sentido, el Gobierno local no ha confirmado la veracidad de la lista de nombres publicada.
«Yo he secuestrado a las muchachas (…) Por Alá que las venderé en el mercado», aseguraba en una reciente grabación, Abubakar Shekau, líder de Boko Haram.
En el vídeo, Shekau aparece vestido con un uniforme militar y se encuentra de pie frente a un vehículo blindado y dos camionetas con ametralladoras. «He dicho que la educación occidental debe cesar. Las niñas deben abandonar (la escuela) y casarse», aseveraba el líder de Boko Haram.
En un comunicado a los medios, Pogu Bitrus, jefe del foro local de ancianos de Chibok (lugar del ataque), reconocía, por su parte, que la última información disponible indica que las jóvenes fueron conducidas al extranjero por sus captores, poco después de que se produjera una ceremonia nupcial multitudinaria con el grupo armado, encaminada a oficializar su nuevo papel de esclavas sexuales.
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Solo en lo que va de año, los enfrentamientos entre el Ejército nigeriano y la milicia rebelde se han cobrado más de 1.500 muertos, la mayoría, civiles. De igual modo, desde 2009, se estima que al menos 5.000 personas han perdido la vida a manos del grupo armado, quien pretende instalar un Gobierno islamista en la región.
[Fuente: EFE]