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Faltan aproximadamente 75 días para las elecciones primarias organizadas por la Mesa de la Unidad Democrática, las cuales han sido fijadas para el 12 de febrero de 2012. El más reciente debate efectuado entre cinco de los seis aspirantes (Pablo Medina no participó en virtud de que la MUD no había aceptado su postulación), animó la contienda electoral y le puso entusiasmo a uno de los eventos políticos más esperados en la Venezuela de los últimos años.
Las elecciones primarias no son un evento cualquiera. Son el mecanismo democrático que permitirá escoger al líder de las fuerzas opositoras venezolanas. Más aún: el 12 de febrero de 2012, elegiremos democráticamente al sucesor de Hugo Chávez. Mientras Chávez se empeña en meter a Venezuela por el túnel de la dictadura, promoviendo y aprobando leyes inconstitucionales como la nueva Ley de Arrendamientos, la MUD se empeña en buscar la manera de seguir transitando el camino de la democracia participativa y protagónica a través del voto.
Una de las tareas más difíciles que como dirigentes políticos nos ha tocado es precisamente esa: convencer a una gran cantidad de venezolanos de que el camino para salir de Hugo Chávez sigue siendo el del voto. Hay gente que todavía piensa que “votar no sirve para nada” y que con “votos no se va a salir de Hugo Chávez”.
Los escépticos siguen pensando que el CNE hará trampa, y que a pesar de que cada día son más y más los venezolanos que quieren salir de Hugo Chávez, el camino de las elecciones no es suficiente porque estamos en presencia de un CNE vendido y arrodillado ante el gran amo. A esos venezolanos tenemos que convencerlos de que el voto sigue siendo el arma fundamental de quienes defendemos la democracia, y que si bien es cierto que estamos en presencia de un CNE parcializado, entregado, domesticado y dominado por Hugo Chávez, no hay manera de que esos rectores puedan torcer la firme voluntad de un pueblo decidido a cambiar a sus gobernantes.
En pocas palabras, frente a las intenciones de hacer trampa, la defensa es salir a votar masivamente. No hay trampa que pueda contra millones de votos. Se demostró en 2007. Y se volvió a demostrar en 2010. En ambas elecciones las fuerzas democráticas derrotaron a Hugo Chávez y a los rectores oficialistas del CNE.
Quienes no compartimos el proyecto político de Hugo Chávez tenemos por delante el gran reto de las elecciones primarias, un ejercicio democrático extraordinario, que debe ser utilizado por quienes militamos en el lado de la democracia para darle un campanazo a este gobierno totalitario y comunista.
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Soy de quienes creen que el futuro de la oposición venezolana está amarrado al éxito de las elecciones primarias. Unas primarias muy concurridas, donde participen como mínimo unos 5 millones de venezolanos, le darían un claro mensaje al país, al mundo y muy especialmente a Hugo Chávez, quien ya tiene 14 años prometiendo que sacará 10 millones de votos en unas elecciones presidenciales.
Por el contrario, unas elecciones primarias con baja participación, se convertirían en un “plomo en el ala” para el candidato que resulte ganador, y alimentarían las ansias de poder de Hugo Chávez, quien arrancaría su campaña presidencial sobre las cenizas de una oposición desunida y desconsolada.
Las primarias deben ser utilizadas, además, como un ejercicio de entrenamiento para lo que será la gran batalla del 7 de octubre de 2012. Algunas encuestas dicen que hay 3 millones 600 mil venezolanos que ya parecen estar dispuestos a participar en esas elecciones. Ese número no es malo, pero tampoco es muy bueno. Hay que ir por más. Cada uno de los 6 aspirantes está obligado a realizar su máximo esfuerzo para movilizar la mayor cantidad de gente posible.
Las primarias deben superar o por lo menos igualar la votación alcanzada por las fuerzas democráticas en las elecciones parlamentarias de 2010. Ese debe ser el reto. Cinco millones de votos en unas primarias harán que se le bajen las medias a Hugo Chávez. Si somos capaces de mover 5 millones en unas primarias, imagínense de lo que seremos capaces de hacer el 7 de octubre.
A pesar de los contratiempos, y de los problemas que puedan presentarse en algunos estados o municipios, estamos obligados a potenciar las primarias. Del éxito de las primarias dependerá nuestro éxito el 7 de octubre. Estamos decididos a cambiar y eso nada ni nadie lo puede impedir. Recuerden: para llegar al 7 de octubre, debemos pasar primero por el 12 de febrero.
Fuente:
Por: Gustavo Azócar Alcalá