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Padres pasan medio año buscando cupos escolares

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El trajín comienza en enero. Los padres y representantes que tienen niños para ingresar a preescolar, primer grado, primer año de bachillerato o los que llegan como nuevos ingresos, tienen que efectuar una especie de rally por los cupos para lograr, casi con nueve meses de anticipación, que los muchachos estén ubicados para el siguiente año escolar.

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Aunque el calendario oficial emitido por el Ministerio de Educación estipula que el período de inscripción de nuevos estudiantes debe ser durante la última quincena de julio, las caras largas de los papás revelan lo tarde que llegan si esperan hasta esa fecha para inscribir a sus hijos.

"¿A estas alturas va a buscar cupo? Si quiere para el próximo año, venga el 9 de enero, que la gente empieza a hacer cola a las cinco de la mañana", informa una coordinadora educativa de un colegio privado en El Paraíso.
La frustración regresa a la cara de Diana Rivas, madre de un niño que va a primer grado. Es el cuarto colegio donde le dicen que ya no hay cupo, desde el 11 de junio que comenzó a buscar porque acaba de mudarse.

"Me ven como si fuera una irresponsable, como si estuviera en la luna. Me tuve que mudar y, aparte, el colegio donde estaba el niño no tenía nivel de primaria. El problema es que no podía ponerme desde enero en esta caminadera por toda Caracas", expresa Rivas.

A las puertas de una escuela pública cerca de Quinta Crespo, otras madres advierten: "Hay que venir cada mes a chequear y estar pendientes. Aquí sí inscriben en julio, pero en un día se acaban los cupos. El que está pilas es el que inscribe al chamo donde le gusta".

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Pero las pistas son difíciles de seguir. "Aquí se inscribe el 2 de mayo, sólo ese día. Si cae fin de semana, usted se viene el lunes después del 2 de mayo", explica con una lógica casi incuestionable una trabajadora de un preescolar público ubicado en San Bernardino.

Los papás que logran enterarse a tiempo de la particular fecha de inscripción (justo después de un feriado) deben amanecer en la puerta para inscribir a los niños porque a las nueve de la mañana de ese día ya no queda un solo cupo disponible.

Contrarreloj. Las estadísticas muestran una relación equilibrada entre la oferta de educación primaria y la demanda de esa población, pero uno de los problemas es que las instituciones con niveles completos de prosecución son insuficientes para los núcleos urbanos donde están ubicadas, afirma Olga Ramos, miembro de la Asamblea de Educación.
Ramos agrega que en educación inicial (maternal y preescolar) sí se enfrenta una oferta mucho más baja que la demanda: "En estos niveles también es engorroso para los padres, a lo cual hay que sumar que las escuelas no están cerca de los lugares donde viven y los padres migran a otras zonas para buscar cupos".

"El problema es que vamos contrarreloj", dice Keilyn, la mamá de una niña que va a comenzar primaria: "En algunos colegios es en enero, en otros los primeros días de marzo, otros a finales de abril y el que no tiene tiempo de ir a uno y otro, entonces se queda por fuera. A uno le llega el mes de julio sin tener dónde inscribir a los muchachos y nos toca agarrar cualquier colegio que le dé la gana de aceptarlos".

La cantidad de planteles nuevos es muy poca "porque el crecimiento asociado a la matrícula se logra al asignar más personas por sección y no al hacer más escuelas", indica Ramos.

La especialista propone como opción que se aumenten la cantidad de aulas en las instituciones que ya existen mientras crece la infraestructura escolar, "para que no aumente la cantidad de niños dentro de las secciones".

Pruebas. "Yo quiero que mi hija vaya a un buen colegio, que no pierda clases, que tenga espacios para deporte; lamentablemente, las escuelas públicas tienen muchas carencias. Así que si me toca amanecer en la puerta de un colegio, lo haré", asevera Ramón Lobo, un padre que está desde la primera semana de febrero en proceso de inscribir a su niña.

Sin embargo, Lobo está en desacuerdo con los procesos de evaluación para el ingreso de los niños: "Sé que está prohibido y deberían regularlo, buscar una manera de asignar para que los niños no pasen por esa presión".

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La ministra de Educación, Maryann Hanson, aseguró que el sistema oficial tiene capacidad para atender a la población estudiantil que demanda ingreso y advirtió: "Está totalmente prohibido cualquier tipo de evaluación. Las pruebas de ingreso en las escuelas son ilegales".

Hanson señala que han detectado colegios privados que inflan la matrícula para luego poder exigirles a los padres condiciones de ingreso: "Estamos en un proceso de sincerar el registro de cada institución y constatar que en realidad no tengan cupos disponibles".

La observación que hace Ramos es que los filtros se han convertido en una necesidad: "Buena parte de la población está buscando una mejor escuela para sus hijos y la realidad es que tenemos un problema de calidad educativa que tenemos que afrontar. Los procesos de selección existen porque los cupos son finitos, es un asunto de capacidad".

Los padres coinciden en que su peregrinación es para encontrar "la mejor escuela posible para sus hijos", a lo cual Ramos destaca: "Los más afectados son los de menos recursos, porque buscan desesperadamente escuelas privadas de bajo costo que trabajen como comunidad de aprendizaje. Lo ideal es que los padres puedan decir: ‘¿Para qué voy a concursar por este espacio si tengo 20 escuelas más y mejores?’"

Criterios polémicos

Los procesos de selección y las evaluaciones son uno de los aspectos más polémicos entre padres y directivos de instituciones educativas. Durante el recorrido por diferentes colegios públicos y privados, por lo menos tres representantes denunciaron el cobro de planillas de preinscripción que ni siquiera garantizaban el ingreso de los niños. "En un colegio en La Florida, me dijeron que tenía que pagar casi Bs 2.000 por preinscribir al niño. Le pregunté a la directora qué comprendía ese pago y me dijo que nada, que sólo era el costo para hacer las evaluaciones de selección", aseguró Fernando, padre de un niño de 6 años.

Rosalba hizo el trámite hace dos años para que su niña ingresara al primer grado "en un colegio muy reconocido y de mucha tradición": "Me hicieron un estudio socioeconómico, más una prueba que presentó la niña que, según, es la ‘de selección’. Luego nos entrevistaron a mi esposo y a mí, básicamente para saber en qué trabajábamos y cuánto ganábamos. Nos hicieron esperar dos meses y sin mayores explicaciones la niña no quedó, y estábamos en el aire porque ya otros colegios habían hecho sus procesos".

 

(Fuente)

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