Padres separados, ¿cómo afrontar las vacaciones? - Lea Noticias

Padres separados, ¿cómo afrontar las vacaciones?

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Las vacaciones son por excelencia el tiempo de disfrutar juntos toda la familia. Sin embargo, no se puede olvidar que cada vez existe un mayor número de padres separados y que en estas fechas se reparten a sus hijos. Una situación que, a buen seguro, será utilizada por los hijos para intentar sacar el máximo partido de sus padres.

Saber reaccionar y no desesperar ante los contratiempos o reacciones inesperadas de los hijos a veces no resulta fácil, sobre todo cuando los progenitores esperaban con ansia el momento de disfrutar de los hijos, después de su separación o divorcio.

padre soltero

Según Cristina García Desplat, psicóloga, asesora familiar, miembro del equipo de www.psiocatorientacio.org y colaboradora de Superpadres.com, gran parte del éxito de las vacaciones va a depender de cómo las afrontemos psicológicamente. «Pensar que vemos poco a nuestros hijos y que hay que aprovechar al máximo puede ser una presión añadida, especialmente cuando no se tiene la custodia».

Para que este tiempo en familia sea los más porvechoso y positivo posible, esta psicóloga recomienda tres situaciones que hay que evitar:

1. Grandes expectativas: No te obligues a disfrutar, ni reproches a tus hijos que no disfrutan lo suficiente. Acepta las cosas como vengan y olvídate de las grandes expectativas. Porque siempre sale algo mal. Puede llover, los transportes se retrasan, los niños se pelean, dicen que se aburren o se pasan el día llorando. Es normal y también pasaría si los padres no estuvieran separados. No tiene sentido reprocharles que no disfrutan lo suficiente y menos echarles en cara lo mucho que te ha costado o lo duro que has trabajado para conseguir pasar unos días fuera en un bonito lugar.

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2. Exceso de mimos: Es habitual compensar nuestras inseguridades colmando al niño con todos sus caprichos o consintiendo comportamientos tiránicos para que pase unas «felices» vacaciones. Lo sano sería ayudarle a comprender y aceptar que hay un orden en las cosas y ese orden no lo deciden los hijos, aunque se pueden tener en cuenta sus opiniones si las expresan con corrección. Una buena receta podría ser: amabilidad, respeto y mucho cariño, pero siempre con firmeza. No ceder ante las pataletas y tener mucha paciencia para no responder con gritos a sus gritos.

3. Evitar meter al niño en nuestras guerras: Cuando el otro progenitor no quiere o no puede cumplir los planes pactados para las vacaciones debemos tener presente que para los hijos es importante no sentirse rechazado, ni abandonado. Nuestra posición ha de ser la de ayudar a aceptar, comprender y perdonar, para que el niño pueda superar la frustración. Echar leña al fuego nos daña a todos.

Reacciones inesperadas

Por último, es importante tener previsto que durante las vacaciones pueden surgir algunas reacciones que no esperábamos en nuestros hijos:

· Retrocesos: Con los cambios de rutinas pueden reaparecer problemas que parecían ya superados, como eneuresis, lloros o miedos. Ante estos pequeños retrocesos debemos ser comprensivos y tener paciencia. No hay porqué alarmarse, es normal.

Simplemente acompañar al niño y tratar de neutralizar los sentimientos de culpa o vergüenza que pudieran aparecer.

· Rebeldía: Ahora que llega el reencuentro de las vacaciones tan anhelado por los padres resulta que a los hijos no les gusta nada de lo que se propone; solo buscan defectos a las decisiones de los adultos y a la que pueden desobedecen o sabotean los planes.

Si encuentras esta actitud plantéate que posiblemente están dolidos. Es habitual, y hasta cierto punto normal, que sientan que los adultos han decidido romper la familia y «destrozarles su mundo» por lo que se rebelan con toda su energía contra uno de los progenitores, los dos, o el mundo entero.

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Necesitan expresar su impotencia y su enfado. Hasta que, poco a poco, vayan asumiendo que en la vida a todos nos ocurren muchas cosas que nos cuesta entender y no podemos cambiarlas.

Lo único que podemos hacer es adaptarnos nosotros para sentirnos mejor. Puede ser bueno intentar comprender cómo se sienten y evitar la represión severa. Eso solo aumentaría la distancia y el resentimiento. Se puede ser cariñoso, firme y flexible al mismo tiempo. Aunque la flexibilidad no debe ser arbitraria, ni una rendición, sino un camino para comprenderse y mejorar.

Fuente [Abc.es]

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