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50 años tardó la Unión Soviética en desplomarse y entender la inviabilidad del socialismo como sistema político y económico. China necesitó del mismo tiempo, dos reformas económicas destructivas y decenas de millones de chinos muertos para girar su economía hacia la del mercado. Cuba, luego de otros 50 años de hambruna y miseria, iba por el mismo camino del desplome pero se percata de evitarlo y hace los mismo que los chinos. A los rusos no les dio tiempo.
La razón del desplome socialista no fue la falta de libertad, ni de opinión, ni el trabajo duro y esclavizante que se hizo del pueblo; la verdadera razón de su desplome fue la abundante y destructiva corrupción que fue creciendo dentro del sistema socialista, como un cáncer, a medida que la crueldad se apoderaba de todas sus autoridades. La corrupción se devoró los ingresos del Estado y, la salud, seguridad, empleo y servicios, terminaron al borde del colapso porque el dinero fue a parar a otro lado.
El irrespeto a las leyes y poco control de las gestiones de los miembros del partido y gobierno, hizo que, en cada régimen, la corrupción formara parte de la estructura estatal junto al silencio cómplice, la falta de justicia y un trato agresivo y diferente para el resto de la población quien sí recibía severos castigos por corromperse o por denunciar la corrupción.
El gobierno de Chávez, eso que él llamó “revolución”, fue avanzando tan rápidamente en la intención de imponerse que no notó que también aceleró el proceso de deterioro moral dentro de sus filas. La “revolución” consintió la corrupción porque había un objetivo superior, “joder al capitalismo”. El país ha recibido en 14 años tal cantidad de dinero que es superior al ingreso recibido durante los 40 años anteriores a su gobierno, todos juntos. Y es vergonzoso saber que el país ha ido hacia un destino peor.
Hoy, la corrupción ha aniquilado todos los sueños de los venezolanos porque, aunque parezca mentira, desde hace cuatro años hemos vendido el barril de petróleo a más de 100 dólares cada uno, “armando” un presupuesto en 50 dólares por barril y teniendo una diferencia de ingresos de 50 dólares y aún así no alcanza la plata.
Este año descubrimos que cerca del 40% de los productos que el gobierno compra en el exterior, no llegan nunca, es decir, de cada 100 dólares que el gobierno gasta en traer mercancía de afuera, 40 dólares se van en comisiones, sobreprecio o simplemente corrupción.
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En este momento, todo el país se pregunta adónde fue a parar toda la plata que entró al país y nadie del gobierno ha explicado cómo teniendo ingresos que rondan los 90.000 millones de dólares, aún la plata no nos alcanza. La respuesta es más que evidente, la corrupción ha sido proporcional a la cantidad de dinero que ha entrado al país, es decir, la corrupción ha sido tan descomunal como los ingresos petroleros.
El paquetazo rojo rojito que, comenzó con la devaluación, ha sido alabado por quienes hasta ayer denunciaban a Henrique Capriles de querer imponer medidas económicas si hubiera sido electo presidente. Pero ahora todos callan ante el gran monstruo que se ha devorado toda la plata del país y sigue teniendo hambre; un monstruo que se llama corrupción y que nunca debió haber sido alimentado tan insaciablemente como su amo, Hugo Chávez, así lo dispuso, pero que ahora no da la cara.
Un monstruo que ha comenzado a joder al venezolano porque la plata ya no alcanza para satisfacernos a todos. El régimen comienza a desplomarse porque aunque el ingreso sigue siendo enorme, el apetito voraz de los que roban viene siendo superior. ¿Qué pasará cuando el barril de petróleo baje y el monstruo no quiera adelgazar? Por lo pronto, los chavistas gritan: ¡Qué viva el paquetazo rojo rojito!
Por Noel Valderrama /@NoelValderrama