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Aquí nos metieron el cuento que íbamos en transición al socialismo, ahora nos dicen que el plan de desarrollo económico de la nación se apoya en un socialismo sin retorno. Los venezolanos sabemos que ni una cosa ni la otra, aquí lo que se ha establecido es un modo de producción que ha permitido a una boliburguesía imponerse por encima de todo y de todos.
Los boliburgueses tienen a sus hijos en colegios privados, no tienen problemas para acceder a las mejores clínicas o atender su salud fuera del país, sus vehículos son los únicos modelos del año, en sus viviendas de las zonas caras pagan por domésticos hasta para que le limpien y le urgen en lo más oscuro.
El régimen ha sembrado la división entre los venezolanos, hoy la polarización es el peor de los males. A pesar que la gran mayoría rechaza a las élites boliburguesas, no ha sido posible que los demócratas asumamos el desafío político con inteligencia, estrategia y táctica. No es solo con heroicidad que derrotaremos al régimen, no es con la ayuda de un mesías o un salvador extranjero. Somos nosotros como un todo, quienes debemos rescatar a la Republica.
Si revisamos en detalle, veremos muchas semejanzas entre la llamada cuarta y quinta Republica. Ambas coinciden en promover divisiones y polarizaciones, tienen políticas económicas similares, dependen absolutamente de la renta petrolera y han ejercido el populismo de manera salvaje.
Así las cosas, podríamos decir que tenemos 55 años conducidos por elites burguesas que solo se preocupan por permanecer en el poder a todo evento, imponiendo el autoritarismo sin ruborizarse ante la corrupción, sin importarle el hecho que se jodan los pobres y pulverizando a la clase media. Está claro que están acabando con el país.
Los venezolanos si queremos patria, una donde exista el derecho a la vida y la salud se garantice, una donde el desabastecimiento no promueva una crisis insoportable. En el país queremos mejores servicios públicos, necesitamos un modelo productivo que mejore nuestros salarios.
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Los venezolanos no tienen que ser de izquierda o de derecha, los venezolanos solo tienen que ser ciudadanos decentes. No queremos una democracia donde solo votemos, queremos una democracia donde se respeten nuestros derechos.
Si queremos patria, la patria de los derechos y los deberes, la del bienestar, aquella donde todos cabemos, donde entendemos al otro, la patria de la decencia.
Hoy cuando vemos que las disidencias aparecen en el oficialismo y deja de ser eso una característica exclusiva de la oposición, es un nuevo momento para que los demócratas hablemos más que nunca y avancemos en un compromiso por la paz, es tiempo de buscar caminos para sanar las heridas, no para la venganza.
Por Felipe Elías Mujica