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No se puede negar. El primer iPhone de Apple fue sin duda una revolución. Antes de su llegada los smartphones eran productos poco atractivos, mitad teclado mitad pantalla que ni siquiera ofrecían la posibilidad de navegar plenamente por Internet.
En este sentido el iPhone original marcó un antes y un después y, de hecho, movió a las grandes compañías a replantearse sus estrategias dentro del sector smartphone.
Pero no todo fue de color de rosa. La experiencia de uso que ofrece actualmente un iPhone no es ni de lejos la que ofrecía en su momento su ancestro más lejano.
Así, el iPhone original carecía de tienda de aplicaciones, una limitación tan grande que hoy en día resulta totalmente impensable, pero además ni siquiera permitía cambiar el fondo negro de pantalla.
A nivel técnico funcionaba con conectividad 2G, muy lenta, y contaba con una cámara trasera de 2 MP que, claramente, no podía grabar vídeo.
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Funciones básicas e imprescindibles como cortar y pegar tampoco estaban disponibles, y no permitía enviar imágenes por SMS ni disponía de un centro de control o de notificaciones.
Para terminar este terminal se vendía sin ningún tipo de subsidio por permanencia, lo que significa que si queríamos tener uno teníamos que pagar los 499 dólares que pedía Apple por el modelo con 4 GB.
Como vemos el primer iPhone de Apple era, definitivamente, un producto que hoy podemos considerar como muy limitado, pero precisamente este calificativo no resulta despectivo, sino todo lo contrario.
Precisamente ver y revisar esas limitaciones nos permite apreciar con más profundidad las mejoras, cambios e innovaciones que Apple ha ido introduciendo en su iPhone y que han derivado en uno de los ecosistemas más ricos del sector smartphone.
[Fuente: muymac.com]