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Ten sexo, no pelees

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El primer y más notable damnificado de una pelea de pareja es el sexo. Aunque no existen reglas escritas sobre el tema, ante los problemas, las discusiones, las preocupaciones y hasta los malos entendidos, extraditamos al Polo Norte y más allá, sin pensarlo siquiera un poco, la actividad bajo las sábanas.

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Pues resulta que la estadounidense Bonnie Eaker, una reconocida especialista en sexo y relaciones de pareja, no está de acuerdo con este impulso. “El sexo -afirmó hace poco- es el pegante que mantiene a las parejas juntas (…). Más aún, mantener relaciones sexuales durante siete días seguidos es una manera infalible de recuperar una relación que tiene problemas”.

Debo reconocer, en primer lugar, que yo misma he dicho muchas veces que la cama no es, no puede ser, el lugar en el que se diriman conflictos o diferendos o se ponga punto final a una pelea.

Y la razón es sencilla: cuesta intimar con el otro, como siempre, cuando hay rabia y enojo de por medio o cuando se quiere evitar, precisamente, que el sexo acabe dándole largas a una cuestión que debemos resolver con el otro.

Eaker insiste, sin embargo, en que la lejanía física que nace del enfado, y que se incrementa con el paso de los días, tiende a empeorar las cosas.

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El roce, el contacto físico y las caricias marcan la enorme diferencia que hay entre la relación de un par de amigos y la de dos amantes. Ojo, Eaker se refiere, estoy segura, a problemas que son solucionables, a dificultades que se pueden remontar con una caricia o un polvo.

Tonto sería creer que líos irreconciliables se resuelvan por esta vía. ¡Ni de peligro! La verdad es que el sexo siempre es una buena terapia, cuando de bajar tensiones, disminuir el estrés y ver la vida de colores se trata. Nadie más aburrido, agresivo y jarto que un depravado sexual o un moralista extremo.

 

(Fuente)

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