Después de once días de huelgas de hambres y protestas, un grupo de chóferes paraguayos decidió tomar medidas más dramáticas, por lo que se crucificaron con clavos de acero de cinco pulgadas.
Según los trabajadores la empresa para la que se desempeñaban los despidió de manera injusta y exigen ser escuchados e indemnizados por los daños.
Según el portal Infobaes, la mayoría de los despedidos estaban por cumplir diez años de antigüedad por lo que a la empresa no les convenía tenerles entre sus filas. En Paraguay existe un decreto en que se especifica que no se puede despedir a una personas de su cargos sin un motivo relevante después de que éste cumpla una década en el lugar laboral.