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Durante el mes pasado, el Senado de EEUU introdujo el Startup Act 2.0, una ley para promover el emprendimiento y crear más empleo en el país mediante la simplificación de las restricciones de inmigración. A pesar del alto nivel de paro, esta nueva acta se basa en la creencia que no existe suficiente oferta de talento en el país para puestos en el sector de la tecnología.
Esta falta de talento tiene un ejemplo en Silicon Valley; según The Atlantic. Google lanzó ofertas de entre 50 y 100 millones de dólares para poder evitar que los miembros con más talento huyesen a Twitter y algunas compañías pagan miles de dólares a reclutadores de talento para buscar a los mejores creativos. Es una guerra en el que las grandes empresas suelen llevarse a los profesionales mejor preparados y en el que no logran competir. Esta nueva reforma promete cambiar esto con la reforma laboral de inmigración, creando visas de emprendedores para inmigrantes que quieran comenzar una compañía.
Es cierto que las medidas de inmigración de EEUU hace casi imposible que mentes creativas extranjeras puedan establecer sus proyectos en oasis tecnológicos como Silicon Valley. Hay incluso un plan para construir un barco flotante para emprendedores de todo el mundo en aguas internacionales para asegurar que los emprendedores de todo el mundo tengan las mismas oportunidades. Aunque radical, ilustra la cantidad de personas que quieren apuntarse a la ola de creatividad de la zona.
Lo que ocurre es que esta nueva acta del Senado no resuelve el problema del empleo en EEUU ni tampoco apuesta por crear nuevo talento para el futuro. Si no se preparan a estudiantes para trabajos en los que se requiera un gran nivel de iniciativa y creatividad, no podrán ocupar este tipo de puestos en el futuro.
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