Durante la vida del hombre se manifiestan diferentes enfermedades urológicas que pueden llegar a afectar su salud. Este mes en el que se celebra el Día del Padre es propicio para tomar conciencia de la importancia de la prevención a través de la visita al urólogo y no solo acudir al especialista cuando se perciban alteraciones en la función urinaria o por disfunción sexual.
La especialista en medicina familiar, Eglé Dávila, puntualizó que las patologías prostáticas son más frecuentes a partir de los 40 años razón por la cual los chequeos deben comenzar a realizarse anualmente. El chequeo urológico busca primordialmente evaluar la salud de la próstata, una glándula que puede ser afectada por tres entidades médicas principales: la hiperplasia prostática benigna, el cáncer de próstata y la prostatitis.
Estas evaluaciones deben realizarse incluso sin que la persona tenga los síntomas. La galena, quien es asesor médico de Laboratorios Nolver, enfatizó la importancia de realizar los chequeos preventivos.
“El urólogo realizará un evaluación integral, que incluye entrevista exploratoria de antecedentes, tacto rectal para detectar si hay algún crecimiento de la próstata y un análisis de sangre para determinar el nivel de antígeno prostático, una proteína que si se encuentra por encima de su valor normal se tiene que descartar cáncer de próstata o afecciones benignas, debido a que también este valor se puede elevar por infecciones de las vías urinarias o prostatitis”, agregó la especialista.
Dávila expresó que los familiares juegan un rol importante para que los hombres asistan a la consulta urológica con regularidad porque “pueden ayudarlo a buscar información o asesoría a través de especialistas en prevención como lo es un médico familiar. Así como para una mujer es importante ir al ginecólogo, los hombres deben estar conscientes de que deben realizar la consulta periódica con el urólogo”.
Hiperplasia prostática
Una de las enfermedades comunes en los mayores de 50 años es la hiperplasia prostática benigna. Ésta se caracteriza por un agrandamiento de la próstata que puede comprimir la uretra y ocasiona síntomas como alteraciones en las micciones, urgencia para orinar y molestias durante el vaciado de la vejiga.
Existen tratamientos eficaces, sencillos y rápidos que consiguen el alivio de los síntomas. El médico es quien está capacitado para indicar la terapia farmacológica, la cual puede incluir fármacos como el clorhidrato de tamsulosina, cuyo mecanismo de acción es relajar los músculos de la próstata para permitir alivio rápido de los síntomas urinarios.
Dávila advirtió sobre no caer en la automedicación, ya sean con remedios químicos o naturales porque “los productos que se piensan son naturales pueden tener efectos tóxicos para el riñón. Además, la persona no sabe qué cantidad de medicamento debe ingerir y tampoco cuál es la duración del tratamiento para combatir adecuadamente la afección”, concluyó.
Fuente: [Nota de prensa]