“Credibilidad en el discurso político” Por @jdsolorzano - Lea Noticias

“Credibilidad en el discurso político” Por @jdsolorzano

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En muchas ocasiones los jefes de campañas o asesores políticos guiados por los ítems de mayor impacto que aparecen en los distintos métodos de evaluación de la opinión pública escogen los temas de de campaña de tal o cual candidato, sin cotejarlos con el perfil del candidato, la ideología de éste y la percepción que de él poseen los públicos metas, contribuyendo de esta forma a la creación de una brecha comunicacional, que en muchas ocasiones mella las posibilidades del asesorado de obtener una valoración positiva de los votantes y por ello perder las elecciones.

Cuando se determinar el o los mensajes de campañas se tienen que estudiar los niveles de credibilidad que nuestro candidato posee con respecto a cada uno de ellos y si estos están acordes con el perfil del líder y con el concepto de la campaña. Si no existe armonía entre todos los elementos corremos el riesgo de que la idea que se crea en la mente de nuestros electores sea la errónea al percibir a nuestro candidato como errático, falso o con incertidumbre. Se crea un ruido comunicacional terrible.

Para ejemplarizar el punto recordaré el caso de la campaña presidencial venezolana del 2006: Se presentaron del lado de la oposición tres candidatos Manuel Rosales, gobernador del Zulia, Julio Borges diputado nacional y coordinador central del partido Primero Justicia (PJ) y Teodoro Petkoff ex ministro del Planificación y director de un medio de comunicación impreso, el caso de los dos primeros llevados por las encuestas que decían que para derrotar a Hugo Chávez se necesitaba construir a un nuevo Carlos Andrés Pérez, se vistieron con jean, arremangaron sus camisas hasta los codos abrieron los brazos y el primero dijo “Atrévete” y el segundo “Progreso Popular”, entonces aplicó la siguiente fórmula:

1-. En el caso de Manuel Rosales que venía de Acción Democrática (AD), partido de Carlos Andrés Pérez, que era socialdemócrata, poseía un elevado nivel de desconocimiento y gracias a ello podía vender una imagen como un hombre popular, entonces el mensaje era creíble, cierto o por lo menos la opinión pública lo juzgaba así; mientras que…

2-. Con Julio Borges era lo contrario, gracias a su alto nivel de conocimiento el país tenía una opinión sobre él, “serio, justo, conservador, duro contra lo impropio, con mucha moral” , podíamos decir que la imagen que proyectaba era diametralmente opuesta al recuerdo de Pérez, más bien lucia como un Rafael Caldera. Al aplicar la receta de las encuestas sin la previa valoración, su proyección se percibía como “falsa, plástica o artificial”, ya que no se conectaba con la información previa que los públicos poseían del líder y porque su discurso panterior no tenia ilación con el nuevo tema y concepto de campaña. Borges se derrumbó y aún hoy casi seis años después no se ha podido recuperar de aquel error.

Debido a esto quienes son jefes de campaña, directores comunicacionales de procesos electorales, o asesores de imagen deben tener muy presente que los discursos no se pueden elaborar tan solo con los ítems más destacados sin que estos sean evaluados y comparados con otros factores. En ocasiones puntos segundarios en los estudios de opinión pueden ser más útiles.

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Por José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano

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