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levamos toda la vida viendo películas donde la policía escapa de la muerte gracias a los chalecos antibalas. En ocasiones la escena roza el milagro cuando los criminales acribillan y gastan toda su munición al mismo policía y este se acaba levantando sin ningún rasguño. Eso nos lleva a la gran pregunta: ¿Cuál es la vida real de un chaleco? ¿Cuántas balas puede detener de manera efectiva?
Karl Smallwood cuenta en Today I Found Out las características reales de estos chalecos que han permitido a cientos de agentes de la ley a sobrevivir en un tiroteo. Lo primero que habría que entender es que prácticamente ninguno es “indestructible”, y que las balas siempre pueden penetrar de una manera u otra.
Incluso las de un calibre más pequeño pueden penetrar o comprometer el blindaje diseñado. Por ejemplo, el chaleco diseñado para detener una ronda de un Magnum .44 podría, en teoría, ser perforada por una ronda de 9 mm si se dispara con una velocidad lo suficientemente alta. Además, la distancia del objetivo también juega un papel fundamental.
Para medir los niveles de protección de los distintos chalecos, los cuáles se miden por el número de veces que se pueden disparar antes de que dejen de ofrecer un nivel aceptable de defensa, Estados Unidos se basa en los estándares de establecidos por el Instituto Nacional de Justicia (NIJ). Para que nos hagamos una idea, su clasificación es considerada como el estándar en todo el mundo.
El NIJ asigna una calificación de nivel generalizado entre 1 y 4 a todo tipo de chalecos y armaduras, cuanto más alto es el nivel de la armadura, más protección proporciona. Un ejemplo: una calificación desde el Nivel 1 al 3 detendrá las balas disparadas por la mayoría de las pistolas.
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En este último caso, el blindaje corporal en los niveles generalmente está hecho de algún tipo de material de fibra blanda, como el Kevlar, aunque en los niveles más altos puede usar materiales adicionales. Si nos vamos al otro extremo, las de nivel 4, serían las únicas capaces de detener potencialmente las rondas enteras.
El NIJ también distingue entre chalecos “blandos” y “duros”. ¿La diferencia? Los blandos son aquellos que se crean entrelazando fibras ultra fuertes en un patrón similar a una red, con la armadura deteniendo las balas de la misma manera que una red frena y detiene algún objeto, distribuyendo la fuerza sobre un área más grande en el proceso.
En cambio, la “dura” generalmente se crea insertando placas sólidas de cerámica o plástico especial en un chaleco u otra carcasa. Esta generalmente ofrece mayor protección, pero tiene sus propias deficiencias que deben tenerse en cuenta.
Por ejemplo, las placas de blindaje cerámico suelen estar diseñadas para proteger el área alrededor del corazón y los pulmones debido a la desventaja de la maniobrabilidad si cubren otras áreas, así como el hecho de que son relativamente pesadas.
En cuanto a la gran pregunta, ¿cuántas balas puede absorber una pieza antes de que se vuelva inútil? La respuesta dependerá del tipo de chaleco, como estamos viendo. En el caso de los blandos, en el momento de ser alcanzados por una bala, las fibras alrededor del área de impacto se ven comprometidas y pierden parte de su capacidad para absorber y disipar la energía de una bala.
Esto quiere decir que en un segundo disparo en la misma zona o muy cerca, la bala tiene una buena posibilidad de penetrar. Esto no significa que no puedas recibir varios impactos en algunos casos, pero normalmente se considera que tras el primer impacto pierde su eficiencia.
En el caso de los construidos con placas de cerámica, la mayoría de las veces están diseñadas para romperse cuando son alcanzadas por una bala, disipando así la fuerza del impacto mediante la ruptura de la bala para que las piezas más pequeñas puedan ser absorbidas por algún material de respaldo como el comentado Kevlar.
El problema en este caso es que gran parte de la placa queda completamente inútil contra un segundo disparo, similar a nuestro ejemplo anterior con el chaleco de tipo “blando”.
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Luego están los chalecos de polietileno. En este caso, el impacto de la bala realmente derrite la placa que luego se vuelve a endurecer, atrapando la bala en su interior. Debido a ello, la armadura de polietileno puede sobrevivir a los disparos varias veces sin perder su integridad balística. Además, son menos pesadas que las de cerámica.
Los números en cuanto a los disparos que son capaces de resistir varían según el fabricante, aunque la mayoría recomiendan reemplazar el chaleco incluso después de un solo disparo.
