Empleados de supermercado en EEUU denuncian que no les permiten hablar en español - Lea Noticias

Empleados de supermercado en EEUU denuncian que no les permiten hablar en español

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La semana pasada dos empleados de una cadena de supermercados de lujo en Nuevo México demandaron a la entidad patronal porque les prohibió hablar español entre ellos, y abrieron la caja de Pandora que entre bambalinas domina los debates de la reforma migratoria.

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El asunto fue rápidamente sorteado. La gobernadora del estado, Susana Martínez, alzó su voz crítica y la cadena de supermercados ‘Whole Foods’ aclaró su política, reseñó elmundo.es

Según un comunicado, los empleados no están prohibidos de hablar su idioma natal sino cuando están en presencia de otro empleado que no lo hable. O sea, si están en un grupo en que por lo menos una persona solo habla inglés, ése es el idioma obligatorio.

Aunque para ‘Whole Foods’ el asunto está resuelto, lo cierto es que el caso sigue en los tribunales y lo más probable es que las dos partes lleguen a un acuerdo fuera de la presencia de un juez. Pero el incidente ha dejado un sabor amargo.

En un momento en que el senado en Washington comienza a discutir la reforma migratoria, para algunos activistas a favor de los indocumentados lo que pasó es el indicio de algo más grave. Indica que los adversarios de la reforma han lanzado al ruedo la cuestión del idioma como un argumento más contra ella.

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«Lo que pasó con ‘Whole Foods’ no es un caso aislado. Estamos viendo que en todo el país hay gente que se opone a la reforma porque quiere que los inmigrantes sean obligados a hablar inglés para poder beneficiarse de ella», explica a ELMUNDO.es, Alicia Benavides, una activista proinmigrante de Chicago.

Hace 20 años, Estados Unidos fue sacudido por un movimiento conservador, el ‘English Only’ que abogó por imponer el inglés como idioma nacional. El inglés es apenas un idioma común, de conveniencia y funciona como factor de unidad, pero no es lengua oficial. Estados Unidos no tiene oficialmente un idioma.

Dos décadas después, el analista de la Universidad Internacional de la Florida, Daniel Álvarez, no tiene dudas de que esa ola conservadora está de regreso y ahora con más fuerza. «Lo que pasó con las trabajadoras de ‘Whole Foods’ es un ejemplo del clima que estamos viviendo. Aparece en un momento en que los autores de esta misma reforma migratoria están echándose para tras y levantando barricadas», apunta el analista a ELMUNDO.es.

En su opinión, detrás de los que se oponen a la reforma, se encuentran aquellos que rechazan a los hispanos porque creen que estos no tienen tendencia a integrarse en la sociedad estadounidense. «Lo que está en juego para esta gente es que el hispano no es asimilable, sino que mantiene su cultura separada. Tienen periódicos, estaciones de radio, dos grandes cadenas de televisión, todo en español. Para ellos eso no es integrarse a la sociedad y, obviamente, tienen miedo de perder posiciones, espacios», explica el analista.

‘Normalización’

Tanto Benavides como Álvarez, coinciden en que los opositores de la reforma y un eventual ‘normalización’ de la presencia de los hispanos en Estados Unidos no quieren una sociedad multinacional o multicultural, y sus posturas son el reflejo de cómo la sociedad de extracción anglosajona se siente amenazada.

Al mismo tiempo que Álvarez conversaba con ELMUNDO.es llegó la noticia que confirma su aseveración: el senador republicano cubanoamericano Marco Rubio, uno de los miembros del ‘Grupo de los Ocho’ que negoció entre bambalinas el borrador de la ley, entregó en el Senado una enmienda que, de ser aprobada, obliga a los inmigrantes a aprender a hablar inglés para poder beneficiarse de la ley.

«Ahí lo tienes. Ya está, no pueden esconder su juego por más tiempo. Y ni siquiera usan a un anglo para presentar la enmienda. Fueron a buscar a un cubanito que nació acá y ahora pueden decir que son los mismos cubanos, también hispanos, los que dicen que no vamos a permitir que los hispanos no se asimilen», agrega Álvarez.

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Curiosamente o no, lo cierto es que al mismo tiempo que la reforma migratoria comienza a ser discutida en el senado, la conservadora ‘Heritage Foundation’ publicó un informe señalando que todo el proceso podría costar 5.300 billones de dólares al erario en un periodo de 10 años. Algunas medios de prensa como ‘The Washington Post’ aseguran que la cifra es muy exagerada.

Este informe fue hecho por Jason Richwine, un antiguo profesor de la Universidad de Harvard, que saltó ahora al ruedo cuando se supo que el año 2009 fue galardonado por el centro de estudios, cuando presentó un trabajo académico asegurando que los inmigrantes son menos inteligentes que los blancos, los anglos.

«El Cociente Intelectual (CI) promedio de los inmigrantes en Estados Unidos es sustancialmente menor que el de la población nativa blanca y esa diferencia va a continuar durante varias generaciones. Las consecuencias son varias: la falta de asimilación socio económica por parte de los inmigrantes con un CI bajo, un comportamiento más propio de clases bajas, menos confianza social y un incremento en el número de trabajadores no preparados en el mercado laboral estadounidense», dice el estudio de Richwine, citado por el ‘Washington Post’.

Lentitud en el Senado

Y por si alguien tiene dudas de sus intenciones, Richwine fue más lejos, al sugerir que Estados Unidos debe optar por recibir inmigrantes con un mayor CI, porque «se puede beneficiar de potenciales inmigrantes inteligentes que no tienen acceso a estudios en sus países de origen». La publicación de este estudio el año 2009 coincidió con el momento en que el congreso se aprestaba a discutir la reforma migratoria por primera vez.

«Este tipo lo que nos está diciendo es que los inmigrantes no tienen las mismas capacidades que los anglos y que son como los bárbaros que se infiltraron en Roma y destrozaron el Imperio Romano. Así estamos», añadió Álvarez.

La discusión de la reforma migratoria en el senado va lentamente. Pero a la luz de la enmienda que el senador Marco Rubio ha puesto sobre la mesa, muchos piensan que el siguiente paso de los que se oponen a la reforma, será intentar acabar con una ley promulgada en 1965 por el presidente Lyndon Johnson y propuesta por el entonces senador Ted Kennedy, que facilita a los inmigrantes legales reclamar a familiares que dejaron en los países de origen.

En Miami, donde los detalles de la reforma migratoria no son populares, la prensa local muy propensa a elogiar los congresistas y senadores de origen cubano, se cebó con Rubio y lo acusó de seguir los pasos de los conservadores que quieren relegar los hispanos a ciudadanos de segunda y de manipular el electorado.

«La obligatoriedad (de hablar el inglés) impuesta por Rubio tiene como objetivo impedir que cierto tipo de inmigrante pueda hacerse ciudadano, los pobres y aquellos con propensión a nunca dominarlo correctamente de modo poder pasar un examen. Son gente que los republicanos creen que van a votar por los demócratas», escribió la columnista de ‘The Miami Herald’, Fabiola Santiago.

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