Fotos del insólito pueblo solitario donde sólo habitan 11 personas

En 1916 una pareja de mexicanos fundó un pueblo en Arizona, Estados Unidos. Lo llamaron «Sasabe». Carlos Escalante y Raquel Serrano Weaver, fueron quienes iniciaron ese proyecto de vida, que hoy es un lugar donde apenas viven 11 personas.

Sí, leíste bien, apenas 11 personas habitan un territorio de 180 hectáreas, que en 1960, el señor Escalante puso a la venta por medio millón de dólares. La transacción, además, incluía las 29 edificaciones de adobe que él con sus propias manos había hecho.

Cuando intentó vender el pueblo, la revista LIFE se acercó a conocerlo y el fotógrafo J. R. Eyerman inmortalizó a la familia mexicana.

Eran 30 mujeres, hombres y niños; entre ellos estaba una pequeña de camisa blanca y cabello rizado que tenía la mano sobre el hombro de su hermano que se miraba los pies.

Se trata de Deborah Grider, nieta de los fundadores, que hoy en día es algo así como la «embajadora» del lugar, aunque éste ya no pertenece a su familia, sino a un empresario mexicano de nombre Domingo Pesqueiro, quien lo compró hace 26 años.

Aún así, el lugar sigue intacto, casi como si el tiempo no hubiera pasado por él, pues la gente va y viene, pero «Sasabe» sigue como siempre.

Hoy, la pequeña niña de caireles es la encargada de la única tienda del pueblo, la cual abrió en 1932 junto con su madre, quien aparece también en la imagen al lado del padrastro de Deborah.

Pero la tienda, como el mismo pueblo, guarda varios secretos. Uno de ellos es el «Hilltop Bar», que podría llegar a ser el bar más pequeño del mundo, pues apenas cuenta con doce asientos y una mesa.

Está justo atrás de la tienda, pues tienes que pasar por la comida enlatada y los rollos de papel de baño para encontrarte con una puerta pintada de morado y verde, hasta ver un letrero que dice: «Bienvenidos al rincón de los borrachos». Allí puedes encontrar bebidas con nombres llamativos como «La Migra» o «El Pollero».

¿Por qué estos nombres? Grider es mexicana y relata cómo de niña cruzaba la frontera para llegar a México y comprar algunos dulces, regresaba sin que los agentes fronterizos le dijeran nada porque ya la conocían. Claro, su familia también es mexicana.

El portal yahoo.com cuenta un poco de la historia de Grider, quien seguro la contará a todo el que se acerque a visitar «Sasabe».  Deborah fue enviada de niña a un internado católico, por lo que sólo visitaba el pueblo en verano, cuando aprovechaba para jugar con los otros niños que vivían en el lugar, hijos de jornaleros que rentaban las casas de adobe a su abuelo.

Hoy en día, aún hay niños en «Sasabe», pero sólo de visita para ir a la primaria «San Fernando», son vecinos.

Ella regresó para quedarse en 2001, cuando se puso a cargo de la tienda que ya atendía su madre. Su vida ahora está entre «borrachos» y compradores.

Según el sitio impre.com, Deborah no está sola, porque cada viernes y sábado abre el bar que describen como uno de los más raros, al estar decorado de manera llamativa, pues ahí encuentras desde una cabeza de venado hasta el maniquí de una mujer, cargando botes de cerveza de cuando Deborah tenía una tienda de ropa.

Los visitantes del bar son unos cuatro o cinco miembros del pueblo, que ya están advertidos: en el bar no se dicen malas palabras. Cada que alguien diga una, tiene que poner un dólar en un bote que está destinado a ayuda caritativa.

Iglesia de Sasabe

Pero ellos no son los únicos que visitan el lugar, cuando es temporada de caza, algunos cazadores van para refrescarse. Algunos de ellos han llegado a hablar mal de los mexicanos, pero Deborah lo deja pasar, sólo para más adelante decirles su origen, pues piensan que es «gringa» por ser rubia.

Varios de esos cazadores duermen en el lugar por 25 dólares. Y al parecer, cualquiera que visite lo puede hacer. «Sasabe» tiene mucho que ofrecer, pues apenas con 11 habitantes, posee historias que contar.

Cerca de ahí se encuentra el Rancho de la Osa Guest Ranch, que como su nombre lo dice, es un lugar que ofrece hospedaje para pasar días de relajamiento haciendo actividades propias de un rancho como cabalgar, caminatas, andar en bicicleta por la montaña y más. Este sitio abrió desde 1921 y ha recibido a visitantes como Franklin Roosevelt.

Es un hotel exclusivo y algunos de sus visitantes se dirigen hasta «Sasabe» por una bebida «mexicanizada».

Cerca también se encuentra el pueblo de Arivaca, que todos los sábados ofrece actividades especiales, donde los dulces hechos en las casas de los pobladores son la especialidad de la «casa».

Lago de Arivaca

«Sasabe», Arizona, mucho más chico que el «Sasabe» de Sonora, colinda al este con Refugio Nacional de Vida Silvestre Buenos Aires, menciona elobservadorarizonamexico.com.

Entonces, «Sasabe» ofrece tranquilidad, aires del pasado, tragos «coquetos» y mucha historia que contar.

¿Cómo llegar? Se encuentra a 115 kilómetros de Tucson. Se puede viajar en coche durante 32 kilómetros sobre Ajo Way, al oeste de Tucson, para llegar a la carretera Arizona 286 desde la Intersección Robles durante casi 80 kilómetros de desierto.