Suscríbete a nuestro canal de Telegram "LeaNoticias" para que estés al día con toda la información sobre Venezuela y España.
La semana pasada me entristeció ver como en el Día de los muertos, mucha gente se vio en un dilema: Visitar a sus difuntos o llorarlos desde lejos por las condiciones infrahumanas en las cuáles se encuentran los cementerios de la zona norte del estado.
No hay excusa alguna para que la última morada de alguien deba ser un sitio en el que predomina el vandalismo y no el respeto por quienes dejaron de existir físicamente, pero siguen presentes en el recuerdo de cada uno de nosotros.
Cómo es posible que no se cuide un espacio que debería ser sagrado y no profanado por delincuentes que hacen de las suyas porque un alcalde olvidó que atender un cementerio también formaba parte de sus responsabilidades como autoridad municipal.
Quién puede pensar que en El paraíso, la gente tiene que ir rápido hasta las lápidas por temor a ser robado, o rogar porque no se hayan llevado los restos de sus familiares para que unos desadaptados cometan actos de brujería o quién sabe qué otras cosas más. Esto no tiene justificación.
El cementerio de este sector era emblemático en nuestra ciudad portocruzana, pero ya no aguanta más. Las últimas gestiones gubernamentales subestimaron la importancia que tiene para la gente el poder descansar en paz y no invirtieron en nuevos espacios o en mejoras que le dieran una imagen más respetable y menos temida.
En Pozuelos, la situación es peor. El cementerio está abandonado desde hace más de 10 años y ahora está cubierto por el monte, la basura y es guarida de delincuentes y escondite de indigentes.
Suscríbete a nuestro canal de Telegram "LeaNoticias" para que estés al día con toda la información sobre Venezuela y España.
Ya muchos deudos dejaron de visitar a sus muertos porque es impensable acercarse hasta un sitio que no cuenta con la más mínima medida de seguridad y cuidado como para arriesgarse. Vivir es muy difícil en estos tiempos, pero ni después de muertos pareciera existir tranquilidad.
Nada de esto sucedería si no se hubiesen eliminado las juntas parroquiales hace tres años. Sus miembros velaban por el mantenimiento y limpieza de nuestros cementerios y reportaban ante los alcaldes el estado de los mismos para la ejecución de obras.
Esta, simplemente, es una consecuencia más de las decisiones que se toman desde el gobierno sin medir lo que arrastra con ellas. Ahora más que nunca necesitamos resolver un problema tan puntual como este porque no podemos dejar que los cementerios se sigan hundiendo en la indiferencia.
Cómo puede hablarse de inclusión y de tomar en cuenta la voluntad del pueblo si no están en la capacidad de presentarles un espacio digno a quienes mueren. Tanto al cementerio de El Paraíso, como al de Pozuelos se enterraron personas de diferentes posiciones. Estamos hablando de que para morir no hay partido político que valga, a ese lugar vamos todos y debemos exigir que, al menos, esté en las condiciones mínimas para dejar este plano. Nos friegan, mientras vivimos y también cuando morimos. Esto no hay quien lo aguante.
Astrid Silvestri / @AstridSp79