Lamentable el espectáculo que dan muchas personas, que se “llenan la boca” diciendo que la pobreza en nuestro país ha disminuido, que ya no hay niños viviendo en nuestras calles, que no hay indigencia, que la vida en este país es digna y justa… ¿para quiénes?
Es triste darse cuenta de que, todo eso no es más que patrañas absurdas y palurdas, de personas que han hecho al país más pobre, tanto económicamente como mentalmente. Y es que, esa pobreza mental, es peor que la pobreza económica.
En el país en que vivo, miro a los cerros y, los veo llenos de pobreza y miseria, lo que me embarga de decepción, camino por las calles y encuentro niños viviendo en ellas, personas durmiendo en las aceras, seres a los que no se les ha otorgado ni una pizca de dignidad, seres que ni siquiera entran en los números de las estadísticas, seres “invisibles”, fantasmas en vida que dejaron de existir para nuestros gobernantes.
Mientras, todos estos seres “invisibles” pululan por nuestras ciudades, incluso sin hacer daño, simplemente buscando un poco de comprensión y ayuda, para continuar sobreviviendo, existen otras que, al más puro estilo de monstruos de dos cabezas, con una son moralistas y acusan a las personas con mejores posiciones económicas, de indecentes, injustos, de ladrones, capitalistas, burgueses, entre cualquier otro adjetivo sin coherencia, alegando que “ser rico es malo”, ocultándose tras una máscara de socialismo, a la cual cada día de le cae más la pintura y va quedando al descubierto un plástico transparente, que permite ver los verdaderos rostros; con la otra cabeza, deambulan por el mundo ostentando una riqueza mal habida, viviendo una vida de excesos, “restregándole” al globo entero su “poder” y su estilo de vida que da “pena ajena”.
Así es, porque como dice el refranero popular, “más peligroso que mono con hojilla”, estas personas, incluyendo a sus familiares, creen que con este dinero y poder que llegó de un día para otro, pueden hacer lo que les venga en gana. ¿Dónde queda entonces la cabeza moralista?, ¿se la cortaron?… Muy lamentablemente, el dinero no compra ni la salud ni la vida.
Entre tanto, mientras estos continúan derrochando y despilfarrando dinero a manos llenas, de igual manera, continúan los seres “invisibles” derrochando miseria, que cada día es peor y más difícil de llevar y de soportar. De hecho, penosamente, cada día su unen más y más personas a esas filas de estadísticas inexistentes de pobreza, gracias a una pésima administración que busca sin importar las consecuencias, acabar con sus “enemigos”, la empresa privada y la gente productiva.
Afortunadamente, vemos muchas luces al final del túnel, porque vemos políticos serios, oposición que ha madurado y, que tiene objetivos claros y rumbos bien definidos, que conocen lo que realmente necesita la nación para avanzar…
Dejarán de ser invisibles aunque hayan sido utilizados y explotados por unos, como bandera de su movimiento, que “ama y apoya a los pobres”.
Por ENRIQUE J. MUNDARAIN EGUI – @emundara