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La semana pasada salió a relucir una noticia que indignó y le pareció insólito a gran parte de la población y no fue otra que la creación por parte del presidente de la república de un nuevo ministerio uno que se encargará de “La Suprema Felicidad Social del Pueblo”. Supuestamente este nuevo organismo del estado tendrá como misión según el propio viceministro, Rafael Ríos, de «incidir en todos aquellos factores que perturban la posibilidad de que las personas sean felices».
Hay que estar claros que este nuevo ministerio es otra manera más de desviar la atención y crear más basura burocrática, crear un ministerio para la felicidad suprema y mostrarlo como la solución del descontento de la población es un insulto a cada uno de nosotros y debe ser tomado como tal. Es como decretar de manera autócrata el estado de ánimo de todos los venezolanos, es algo así como que el gobierno nos está diciendo “tienen que ser felices porque yo quiero”.
Ministerio de la felicidad es sinónimo de comunismo es partir de un principio utópico que es el cual todos tenemos que tener lo mismo o sentir lo mismo, es imposible inclusive en los países más desarrollados que todo el mundo esté contento, pues obviamente debido a que no todos tenemos los mismos intereses o gustos o preferencias por una misma cosa.
Hay que leer entre líneas sobre lo que de verdad significa este nuevo despacho del gobierno, hay que desglosar las declaraciones oficiales del viceministro y fácilmente se pueden traducir de esta manera: tiene las intenciones de hacer todo lo posible para actuar sobre los factores sobre los que para él perturban las posibilidades que seamos felices. Lo que el novel viceministro no entiende de sus declaraciones es que la felicidad es algo tan subjetivo que es imposible por muchas misiones que haga de incidir sobre la gente.
Lo que si puede hacer el gobierno para mejorar el bienestar de los ciudadanos y no la felicidad- eso es propio de cada uno- es muy sencillo, queremos abastecimiento, alternabilidad en el poder, una economía que no esté dolarizada, que deje las expropiaciones y trabaje de la mano con la empresa privada, que no se vaya la luz, que se encuentren insumos en los hospitales, ¿mucho pedir?, o ¿será que hace falta crear ahora un ministerio para el bienestar para que ocurra lo anterior mencionado.?
Es imposible ser todos iguales y que todos estemos contentos a la vez, pero no hay que sentirse mal por ello, la singularidad de cada uno de nosotros es la que nos define, una organización en la que no haya pluralidad de sentimientos, pensamientos y opiniones no funciona, pues para ser exitoso se requiere tener una mezcla de puntos de vista y decidir democráticamente que hacer.
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Como si se tratara de una organización nuestra sociedad solamente funciona si se logra crear cohesión entre cada uno de los componentes de la misma, sin importar el bando político para poder salir adelante. Esa debería ser la forma de actuar no hace falta un ministerio-mucho menos uno tan absurdo- que nos diga cuál es el momento más adecuado para ellos que estemos felices.
Pedro Arasa / @PedroArasa