Pasar una cantidad importante del día mirando a una pantalla forma parte de la realidad de muchas personas, incluido el que suscribe. Con ese patrón, no han tardado en aparecer una serie de patologías, reales, pero también mitos y afirmaciones que sólo son verdades a medias.
La teoría: qué ocurre en tus ojos cuando miras una pantalla
Nuestros ojos son, en esencia, dos lentes (lupas, dicho de manera burda) exquisitas que filtran, enfocan y tamizan la luz en su paso desde el exterior hasta nuestras retinas. Ahí, las ondas de luz excitan una serie de células llamadas conos y bastones que recogen la información y la transmiten al cerebro.
Cuando estamos mirando a una pantalla, otra parte de nuestros ojos llamada cristalino se encarga, mediante un músculo muy pequeño llamado músculo ciliar, de abombarse y formar una lente convergente que nos permite ver de manera nítida lo que tenemos delante en la pantalla.
Síntomas y problemas
Un ojo normal, en reposo, está enfocado para ver de lejos. Cuando nos ponemos una pantalla delante, ya sea de un PC o de un teléfono, el ojo tiene que hacer un esfuerzo para mantener el enfoque de cerca durante mucho tiempo. Ese esfuerzo puede dar lugar a lo que se conoce como astenopia, o fatiga, del ojo. “La astenopia acomodativa es consecuencia del esfuerzo continuado del ojo para enfocar de manera nítida lo que tenemos delante” explica el doctor Javier Gómez, Oftalmólogo “es un proceso parecido al que ocurre cuando aparece la presbicia, conocida también como vista cansada, en adultos a partir de 40 años. La acomodación no funciona del todo bien”.
Por otro lado, cuando el ojo está enfocado durante mucho tiempo en algo fijo, como la pantalla de ordenador o de un teléfono móvil, parpadea mucho menos. “Eso provoca que la lágrima, que se encarga de humedecer de manera natural el ojo, se distribuya peor, provocando sequedad en el ojo” explica el doctor Gómez.
A la sequedad en el ojo hay que añadirle además otra variable. Varios estudios han confirmado que esa sequedad se produce en menor medida cuando miramos a la pantalla de un portátil que cuando miramos a un televisor o una pantalla que esté al altura de los ojos. El efecto particular tiene que ver con la abertura parpebral, la porción de ojo que deja expuesta el párpado. Cuando miramos hacia abajo la superficie es mucho menor, se evapora menos lágrima de la superficie del ojo y la sequedad de ojo aparece después, o no aparece.
Por último, está la radiación. La radiación en sentido físico, no nuclear, ni radiactivo ni con cualquiera de los adjetivos sensacionalistas que suelen acompañar la palabra “radiación”. Cuando estamos mirando la pantalla hay unos rayos provocados por una serie de emisores (LEDs, por ejemplo), que irradian la luz hasta nuestros ojos. Es una fuente de luz directa hacia ellos. Eso provoca calor, y un calentamiento leve pero sensible en la superficie del ojo que puede acentuar los problemas con la sequedad del ojo.
“En la mayoría de ocasiones, los problemas ocasionados por las pantallas son una mezcla de ambos procesos, el esfuerzo continuo de acomodar el ojo y la sequedad ocular” matiza Gómez.
Fuente: [gizmodo.com]