La crónica de sucesos invadió inesperadamente los tribunales el lunes pasado en la Audiencia Provincial de Madrid. A ellos fue trasladado, poco antes de las 10 de la mañana, un hombre cuyos datos no han trascendido. Por motivos obvios: se trata de un testigo protegido de la denominada ‘Operación Puzzle’, en la que la Guardia Civil detuvo a nueve personas por su presunta pertenencia al llamado ‘clan de los Jodorovich’, unos narcos acusados de matar y trocear a otro narcotraficante, Rodolfo H., colombiano de 31 años, en Madrid en 2007.
En efecto, el nombre de la operación policial se refiere a los trozos de la víctima, que, tras ser descuartizada, fue desperdigada por varios sitios de la geografía madrileña, sobre todo en una zona boscosa de la finca llamada ‘La Marañosa’, donde aparecieron la cabeza y varias extremidades.
Sin embargo, el testigo, clave para la acusación, no llegó a prestar testimonio ese día: en lugar de eso, se cortó las venas, según fuentes judiciales, en los mismos calabozos de la Audiencia, a la que llegó en conducción desde la cárcel de Soto del Real. Se desconoce con qué instrumentos consiguió el hombre autolesionarse, pero se da por seguro que no los consiguió en la celda de la Audiencia, sino que los traía de prisión.
La vista fue suspendida y el testigo rápidamente atendido. Las heridas no revistieron gravedad, y el testigo fue llamado a declarar de nuevo ayer miércoles. Lo hizo esta vez por teleconferencia, desde la cárcel en la que cumple condena. Y, en esta ocasión, sí acusó a Joaquín J.F.M., de 25 años, nacionalidad española y presunto líder de la banda, de asesinar de varios disparos a Rodolfo H., supuestamente por no efectuar dos ventas de droga.
Las acusaciones intentaron presentar al testigo protegido como toxicómano, e incluso le preguntaron por hipotéticos intentos de suicidio entre rejas a causa de maltrato por parte de funcionarios policiales. Sin embargo, el hombre, en una declaración complicada por los avatares técnicos, se mantuvo en sus trece y no cambió su versión.
Las primeras detenciones se practicaron en Barcelona, desde donde viajaron los narcos. Hasta que un detenido por la Policía Nacional en Barcelona (España) declaró saber quién había cometido el asesinato, y señaló a un miembro del clan Jodorovich, responsable de numerosos delitos en Cataluña.
La captura del líder se produjo en una operación especialmente diseñada ‘ad hoc’, y que se llevó a cabo el 28 de octubre de 2010. La víctima, según los investigadores, fue atraída a un piso de Vallecas por la mujer de la banda, con la excusa de un negocio de esmeraldas. Allí habría sido tiroteado por el jefe de la banda, y luego cortado en trocitos.
[Fuente: elmundo.es]