«Se robaron las elecciones», por @jorgeramfer

Ver a la señora Lucena, la del CNE, diciéndo que la Ley no permite realizar la auditoría electoral en los términos en que lo exige Henrique Capriles Radonski me ha hecho recordar el episodio de Carlos Andrés Pérez y la partida secreta. La Ley, en ese caso si, le prohibía a Pérez y a sus funcionarios revelar detalles del gasto secreto, hacerlo implicaba pena de cárcel. De nada le sirvió a CAP el argumento legal, la poderosa matriz de opinión ya lo condenaba sin juzgarlo. Si desobedeciendo la Ley que penaba revelar el destino de los gastos secretos hubiese demostrado la falsedad de las acusaciones que se le hacían entonces sus enemigos lo habrían encausado por revelar lo prohibido. En todo caso le ahorcaron la cochina para hablar en términos dominócisticos.

En el caso de las elecciones del 14ª hasta los psuvistas más recalcitrantes están convencidos de que hubo fraude. Y la lógica de su razonamiento es muy simple: Si Maduro en realidad hubiese ganado la elección la auditoría implicaría un golpe mortal para la oposición ya que su desprestigio mundial sería enorme. Sin embargo, cuando no sólo los psuvistas sino el país y el mundo observan atónitos el concierto de torpezas, excusas tontas y reculadas iniciadas por el propio Nicolás Maduro luego del sorprendente anuncio del CNE que lo declaró ganador, cuando a voz en cuello dijo: “que se abran todas las cajas y se cuenten todos los votos y que los votos hablen” Para después echar un frenazo y lanzar sus palabras en el mismo sitio donde el régimen escondió las del General en Jefe Lucas Rincón aquél 11 de Abril de 2002: “Se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia a su cargo, la cual aceptó”

Ni una sola de las miles de manipulaciones y mentirosas versiones mentirosas que de los hechos de ese Abril de 2002 ha tratado de implantar el gobierno han podido sepultar el peso y la profundidad de las palabras del Gral Rincón, del mismo modo que las alocadas maniobras del muy mediocre ministro Villegas podrán tapar la cobarde reculada de Maduro. Un hombre que no es capaz de honrar su palabra no es un hombre confiable. ¿Si hasta el sol de hoy Maduro niega a su pobre madre de que cosas más horribles puede ser capaz?

Del mismo modo que el Consejo Nacional Electoral no ha sido capaz de dar un argumento creíble del por qué “el mejor sistema electoral del mundo” no puede ser auditado y demostrar que toda la fortuna que se ha gastado en el está justificada y que si el CNE da unas cifras y se revisa minuciosamente de donde las sacó no debe quedar la más mínima sombra de duda de la perfección del sistema. Sin embargo, las balbucientes excusas de las rectoras militantes convictas y confesas del partido de gobierno y la torpísima campaña de infundios dirigida por el ministro de propaganda solo han logrado colocar ante los ojos al CNE como un organismo poco serio y confiable y al pobre Maduro como un triste presidente fraudulento, y lo peor de todo se ha puesto un manto de duda sobre el “invencible” difunto.

Para rematar las rufianescas actuaciones del Presidente de la Asamblea Nacional, la Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscal General y la Defensora del Pueblo han demostrado contundentemente la inexistencia de la separación de poderes en Venezuela y de la inobservancia del respeto debido a la Constitución y a la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. Ni siquiera el más mínimo respeto a la dignidad humana cuando el derecho a elegir libremente ha sido pisoteado decretándose una especie de apartheid político no sólo contra empleados públicos sino contra artistas y medios de comunicación.

Al decir que la Ley impide auditar exhaustivamente el proceso electoral el CNE ha consolidado lo que ya de matriz de opinión se ha transformado en una certeza absoluta: Se robaron las elecciones.

Jorge Ramírez Fernández / @jorgeramfer