Bowe Bergdahl estuvo cuatro años cautivo de los talibanes en Afganistán. Mucho se escribió sobre su vida, sus presuntos intentos de deserción y hasta de abandonos temporarios de sus puestos durante el combate. Cuatro años es mucho tiempo para transformar la cabeza de cualquiera, máxime cuando se es prisionero en un lugar hostil y el captor es un terrorista.
Sin embargo, de acuerdo a una extensa nota publicada hoy por el diario norteamericano The Washington Post, había indicios suficientes para pensar que Bergdahl no estaba en condiciones psicológicas para afrontar el desafío de la guerra. Incluso, no había completado los requisitos mínimos indispensable para permanecer como miembro activo de la Guardia Costera de los Estados Unidos. Nadie sabe cuáles fueron los motivos que lo alejaron de esta organización.
Al menos eso es lo que se desprende de los diarios personales y cadena de mails que el sargento de la marina norteamericana escribió antes de embarcarse para Afganistán, y antes de enrolarse en las fuerzas de seguridad nacionales.
«Cuanto más cerca está el día del embarco, más calmas son las voces. Estoy ‘regresando’. Volviéndome más frío. Mis sentimientos se vacían… todo este juicio frío e insensible juicio de la oscuridad«, señaló en uno de los párrafos que consiguió el Washington Post.
Fuente [Infobae.com]