Milicianos talibanes disfrazados de efectivos de seguridad irrumpieron el domingo en el aeropuerto más concurrido de Pakistán y al menos 27 personas murieron en una batalla nocturna en uno de los objetivos más destacados del país
El asalto contra el aeropuerto internacional Jinnah, en Karachi -la capital comercial del país, con 18 millones de habitantes-, casi destruye las perspectivas de las negociaciones de paz entre los talibanes y el Gobierno del primer ministro Nawaz Sharif, quien llegó al poder el año pasado con la promesa de encontrar una solución negociada a años de violencia.
También propina un duro golpe a los esfuerzos de Sharif de atraer a más inversores extranjeros para reactivar el crecimiento económico y plantea dudas acerca de la seguridad en las instalaciones claves del país.
El ataque comenzó justo antes de la medianoche cuando 10 hombres con uniformes militares entraron a tiros en la antigua terminal del aeropuerto, utilizada sobre todo para vuelos charter y ejecutivos.
Enfrentamientos armados se produjeron durante la noche hasta que las fuerzas de seguridad recuperaron el control del aeropuerto al amanecer. Los pasajeros fueron evacuados y se desviaron todos los vuelos.
Los talibanes paquistaníes, una alianza de grupos insurgentes que trata de derrocar al Gobierno y establecer un Estado islamista, se atribuyeron la responsabilidad, diciendo que era en respuesta a los ataques militares contra sus bastiones a lo largo de la frontera con Afganistán. «Es un mensaje al Gobierno paquistaní de que todavía estamos vivos para reaccionar por la muerte de gente inocente en ataques con bombas sobre sus pueblos», dijo el portavoz talibán Shahidullah Shahid.
La fuerza paramilitar de Pakistán dijo que los atacantes eran de etnia uzbeka. Funcionarios paquistaníes suelen culpar a extremistas extranjeros ocultos en las zonas a lo largo de la frontera afgana de preparar ataques junto con los talibanes paquistaníes en el resto el país.
«Tres milicianos se inmolaron y siete murieron a manos de las fuerzas de seguridad», dijo Rizwan Akhtar, jefe regional de los comandos paramilitares, en declaraciones a la televisión. «Los milicianos parecen ser uzbekos».
Karachi es la ciudad más grande de Pakistán y un centro clave de actividad financiera que alberga una bolsa de valores y empresas. Pero también es un lugar violento y caótico donde los milcianos talibanes y bandas criminales operan libremente.
En el aeropuerto, el intercambio de disparos se extendió durante cinco horas y las imágenes de televisión mostraron fuego en el aeropuerto, mientras las ambulancias transportaban a las víctimas.
Al menos tres fuertes detonaciones se escucharon cuando milicianos con chalecos con explosivos se inmolaron.
Al amanecer del lunes, el Ejército dijo que el aeropuerto había sido asegurado, pero un denso humo se elevaba por encima del edificio.
«Diez militantes de entre 20 y 25 años murieron a manos de las fuerzas de seguridad», dijo un portavoz del cuerpo paramilitar de los Rangers. «Se ha recuperado una gran cantidad de armas y municiones».
Fuente [Routers.com]